Aunque el papel de la Reserva Federal ha sido sometido a debate por el presidente electo norteamericano y su equipo, la presidenta de la Fed, Yellen, señalaba en su última y reciente comparecencia ante el Congreso que será conveniente subir los tipos “relativamente pronto”, si los datos macroeconómicos siguen aportando evidencias de mejora de la economía y mayor inflación, lo que no hacía sino confirmar la prevista subida de diciembre e ignorar el escaso respeto que por la institución tiene el que dentro de dos meses va a ocupar el despacho oval de la Casa Blanca.
Yellen ha afirmado que retrasar demasiado la subida de tipos de interés podría obligar a la Fed a endurecer su política monetaria demasiado rápido para evitar un recalentamiento de la economía.
Lo cierto es que las palabras de Yellen tiene un sustento tan real como sólido, ya que a la fortaleza del dólar hay que unir que la inflación repunta en octubre 0,4% registrando así el tercer mes consecutivo de crecimiento y situándose en el mayor nivel de inflación desde octubre de 2014; las viviendas iniciadas aumentan 25,5% en octubre, alcanzando así el nivel más elevado de los últimos nueve años, mientras la tasa de crecimiento intermensual es la mayor desde julio de 1982; o que los Permisos de Construcción, buen anticipo de la evolución futura del sector inmobiliario aumentaron en octubre aunque de manera muy ligera.
Por su parte, el mercado laboral confirma su fortaleza ya que las peticiones semanales de desempleo siguen reduciéndose, alcanzando el menor registro desde 1973, mientras el paro de larga duración cae alcanzando una envidiable situación: el mejor nivel de los últimos 16 años.