No solo el proteccionismo supone un riesgo para la economía mundial
Artículos, 15 de octubre de 2016
La fuerte caída de las previsiones económicas en Estados Unidos y las negativas consecuencias de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, son los dos elementos más potentes que han influido en el reciente informe del FMI que, a través del World Economic Outlook (WEO), deja constancia de que el crecimiento económico global continúa al ralentí, con una estimación de crecimiento del 3,1% en 2016 y del 3,4% en 2017, aunque emerge un cierto grado de optimismo, al detectarse que los riesgos en conjunto se inclinan a la baja y están vinculados, en buena medida, a la incertidumbre política en EEUU y, en menor medida, en la UE.
Aunque algunos analistas consideran optimistas las estimaciones mundiales del FMI, inclinándose por porcentajes más cercanos al 2,9%, lo cierto es que la brusca caída de la primera economía global –crecimiento del 1,6% este año y un 2,2% el próximo, seis y tres décimas menos, respectivamente, que lo calculado hace tres meses- ha influido considerablemente en los datos del Fondo.
En cualquier caso, todo un escenario de riesgos, aunque sean a la baja, se proyectan sobre la economía mundial, siendo el de una previsible ola de proteccionismo el que más preocupa a la directora gerente de Fondo, Largarde.
El primero de ellos procede de la Reserva Federal y de las elecciones en EEUU. La Fed elevará sus tipos de interés en diciembre y dos veces más en 2017 (para situarlos en una banda 1-1,25%), mientras los tipos de interés de largo plazo suben moderadamente. Todo ello genera ciertos interrogantes, relacionados con el equilibrio del tipo oficial a medio plazo o sobre si una subida gradual de tipos por parte de la Fed, como la que se espera, tendrá consecuencias probablemente asumibles (aunque genere volatilidad a corto plazo).
En lo referente a las elecciones presidenciales, las propuestas de Trump en política económica generan incertidumbre en lo relativo a fiscalidad, gasto público, relaciones comerciales o inmigración…, incertidumbre que, al menos en una primera instancia, podría dar lugar a un aumento de la aversión al riesgo en EEUU y por ende en el resto del mundo.
Por lo que respecta a los riesgos de la Eurozona, toda la atención gira en torno al margen de maniobra del BCE y que, salvo que se planteen medidas mucho más heterodoxas que las actuales, es limitado, aunque no es posible ignorar la existencia de peligros ligados al escaso margen de maniobra del banco central para afrontar eventuales shocks y al panorama político en el corto y medio plazo. Sorprendentemente, los acontecimientos políticos pasan a ocupar un papel muy relevante en las perspectivas económicas de las economías avanzadas, algo que en los últimos tiempos estaba reservado a las economías emergentes.
Muy probablemente en diciembre, el BCE anuncie la prórroga, más allá de marzo, de su programa de expansión cuantitativa y adopte medidas técnicas para resolver los problemas de escasez de activos susceptibles de ser comprados. Aunque todavía existe margen para que los bancos centrales conserven la credibilidad, sin el apoyo de las políticas fiscales y las reformas institucionales el recorrido se va agotando.
Imposible ignorar el panorama político a la hora de evaluar los riesgos en la Eurozona en un futuro cercano y ahí la lista no es pequeña y va desde el hecho cierto de que la eficiencia de la política económica no es óptima, si se comparte la soberanía monetaria pero no la fiscal, hasta la dificultad de compatibilizar la libertad de movimientos de personas con la soberanía nacional en el control de fronteras, seguridad interna y asuntos exteriores.
A partir de ahí, el calendario está repleto de eventos que comportan riesgos económicos más o menos acentuados: el referéndum para reformar el Senado el 4 diciembre en la Italia de Renzi; las presidenciales de abril/mayo de 2017 en una Francia cada vez menos europeísta con la amenaza latente de un avance del FN, o las elecciones en Alemania en septiembre/octubre del próximo año que apuntan a que, si Merkel renueva como canciller, tendrá una mayoría más estrecha que le complicará liderar reformas integradoras en Europa.
Las negociaciones del Brexit es un tercer escenario que incorpora una gama de riesgos e incertidumbres desconocidos hasta ahora, aunque en ningún caso irrelevantes y que afectará especialmente a la economía del Reino Unido.
Solo si la Fed sube tipos más deprisa de lo previsto y el dólar se aprecia sustancialmente o su política de comunicación no crea confianza, las cosas pueden complicarse en los países emergentes con lo que aumentaría su aversión al riesgo.
El peligro de que la situación económica y financiera china genere inestabilidad en la economía mundial en el corto plazo (2016/17) ha disminuido en los últimos meses, esperándose que con el Congreso del Partido en octubre de 2017 las autoridades den prioridad al crecimiento en detrimento de los ajustes y las reformas. Aun así, no puede despreciarse la posibilidad de que el mercado perciba signos contradictorios en la orientación de la política económica y cambiaria que generen tensiones y salidas de capital.