La irrupción de un personaje como Trump en el concierto mundial amenaza con cambiar demasiados status quo, algunos de los cuales van a tener especial repercusión en las economías de los países europeos y especialmente de la española.
Uno de los que parecen van a adquirir una mayor velocidad de crucero en el corto y medio plazo, es el relacionado con los gastos de Defensa, asunto especialmente sensible y que ya Obama ha tratado de que se modificaran durante su mandato, lo que ha recordado en su reciente mini gira europea, al enfatizar la necesidad de que los socios europeos incrementen sus gastos en Defensa, algo que Merkel ha entendido, asumiendo el compromiso correspondiente.
En este sentido, Europa ha vivido un largo periodo de confortabilidad presupuestaria, en la medida en que el amigo americano se hacía cargo del mayor gasto en la defensa, no solo de sus intereses en el mundo, sino en la defensa de sus aliados, lo que queda reflejado, año tras año, en los presupuestos de la OTAN.
En España, el gasto público en Defensa se situó en 2015 en 12.715 millones de euros, lo que viene a representar el 5,72% del gasto público total y el 1,18% del PIB, cifra, todas ellas muy alejadas de países como Alemania (35.400 millones), Reino Unido (50.168 millones) o Francia (45.801), nada comparado con los 540.000 millones de EEUU (3,32% del PIB).
Al igual que en el resto de los países, el gasto en Defensa en España ha ido descendiendo, pasando del 8,05% del gasto público hace diez años al 5,72% actual, lo que le sitúa en el puesto 37 de los 165 publicados.
Con la llegada de Trump, la cosas parecer que van a cambiar, ya que es voluntad firme del futuro presidente de EEUU que los países miembros de la OTAN destinen un 2% del PIB en 2014 a la defensa común, tal y como se acordó en la cumbre de Gales, lo que obligaría a España a duplicar el actual presupuesto en defensa.
Los datos oficiales, son discutidos por la izquierda española que aduce que el gasto del Ministerio de Defensa en el desarrollo del presupuesto del 2015 fue sustancialmente superior al presupuesto aprobado inicialmente, ya que existen partidas inequívocamente militares que se encuentran repartidas, incluso camufladas, entre otros ministerios, en un intento de encubrir ante la opinión pública el gasto militar real.
Estas fuentes señalan que, de acuerdo con las directrices que marca la OTAN sobre cómo calcular el gasto militar de los países miembros, se tendrían que incluir partidas como son los Organismos Autónomos de Defensa; o las repartidas por otros ministerios, como la I D militar incorporados en el Ministerio de Industria, las clases pasivas militares (Seguridad Social), los gastos en organismos como la OTAN, que dependen del Ministerio de Exteriores, la mutua militar ISFAS o la Guardia Civil (Ministerio de Interior), una fuerza que se rige por la ordenanza militar. Y todo ello, sin contabilizar el gasto del CNI, básicamente militar, con lo que el gasto total en Defensa superaría los 17.465 millones, cifra que representa el 1,6% del PIB español.
Estén correctamente apuntadas o no las cuentas de Defensa en los Presupuestos Generales del Estado, la OTAN tiene la imperiosa necesidad de aumentar sus fondos destinados hacer frente a los retos que se le presentan y que van desde la crisis de Ucrania a Siria pasando por Libia, Siria, Irak o el Estado Islámico en el flanco Sur.
La situación financiera por la que atraviesa la Alianza Atlántica resulta cada vez más preocupante ya que a los decrecientes fondos destinados por Estados Unidos -75% del total- se suma el tijeretazo de Londres, el segundo contribuyente después de Washington, cuyo presupuesto militar se ha reducido este año de 76.000 millones de euros a 54.000, lo que significa una bajada del 2,7% del PIB.
En definitiva, una nueva carga que aparece en el horizonte presupuestario español que supuestamente va a repercutir en el ya de por si excesivo déficit público del Estado.