La principal referencia para el mercado de petróleo es la cumbre de la OPEP del 30 de noviembre en Viena. Hace ahora dos meses, en una reunión informal celebrada en Argel en la que también participaron otros países exportadores no pertenecientes a la organización, como Rusia, los países de la OPEP alcanzaron un acuerdo genérico, por el recortarían su producción hasta situarla en una horquilla del 32,5 a 33,0 millones de barriles diarios (mbd), con el compromiso de concretar los detalles de su aplicación en la reunión de la próxima semana.

Según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la producción de petróleo por parte los países de la OPEP se elevó a 33,8 mbd en octubre, con un aumento de 0,2 mbd desde septiembre y de 1,3 mbd con respecto a octubre de 2015, siendo Arabia Saudita e Iraq los países que más han contribuido al aumento de la producción en los últimos doce meses. La horquilla propuesta implicaría, por tanto, una recorte del 2,5-4% con respecto a la producción de octubre, y en su límite inferior supondría devolver la producción a los niveles de hace un año, por lo que en conjunto no parece una reducción demasiado ambiciosa.

En este contexto, el principal punto de controversia en las discusiones del 30 será decidir las excepciones, ésto es, a qué países se les exime del recorte, y los niveles de producción individuales. En este sentido, las reticencias expresadas por algunos países permiten anticipar que las negociaciones serán duras, lo que plantea dudas sobre la capacidad del grupo para llegar finalmente a un consenso.

En cuanto a las excepciones, quedan fuera de toda discusión las de Libia y Nigeria, que tienen muy mermada su producción debido a los conflictos que azotan a los dos países. Más incertidumbre genera la posición en torno a Irán, que todavía no ha recuperado los niveles de extracción que tenía antes de las sanciones, pero al que otros miembros le exigen que contribuya al esfuerzo cuando menos congelando su producción. Por otro lado, en los últimos días Iraq parece que ha flexibilizado su postura y se ha mostrado dispuesto a adherirse al recorte de producción, después de haber reclamado anteriormente que se haga con él también una excepción.

Más allá de la disciplina interna, la OPEP busca además la implicación de otros productores importantes que no pertenecen a la organización. Grandes productores como EEUU, Canadá, México o Brasil nunca cooperan en este tipo de acciones, por lo que las miradas se centran principalmente en Rusia. Pero también aquí hay que limar diferencias. La organización reclama la colaboración de Rusia a través de un recorte de su producción, pero Rusia se mantiene en su apuesta por congelarla, renunciando eso sí al incremento que tenía previsto de no mediar la nueva estrategia de la OPEP.

De lo que no hay lugar a dudas es que el resultado de la reunión de la OPEP tendrá un impacto sobre el balance entre oferta y demanda en el mercado de petróleo, lo que incidirá en la evolución de los precios.

Frente a la reducción de 0,9 mbd en 2016, la AIE espera que la producción de petróleo no OPEP aumente en 0,5 mbd el próximo año, para situarse en 57 mbd. La victoria de Trump en las elecciones de EEUU ha supuesto una incertidumbre añadida en las previsiones, ya que la desregulación en el sector de hidrocarburos constituye el núcleo de su promesa de hacer que EEUU llegue a ser “independiente en materia de energía”. En tanto, la línea dura de Trump frente a Irán plantea la posibilidad de que se renueven las sanciones a las ventas de petróleo iraní.

Mientras tanto, la AIE mantiene sin cambios sus perspectivas para el crecimiento de la demanda mundial de petróleo en 1,2 mbd en 2017, hasta 97,5 mbd, ya que considera que actualmente hay poca evidencia que sugiera que la actividad económica es lo suficientemente robusta como para generar un mayor crecimiento de la demanda.

Estas previsiones de oferta y demanda implican que para que el mercado estuviese en equilibrio, la producción de la OPEP debería ser de 33,3 mbd.

De esta manera, con la horquilla de producción propuesta en el acuerdo preliminar, el mercado pasaría de superávit a déficit muy rápidamente en 2017, aunque con un considerable nivel existencias que necesitará tiempo para ser absorbido. En esta situación, los precios del petróleo contarían con recorrido al alza. De acuerdo con los datos de la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), las posiciones netas especulativas sobre el petróleo subieron tras el acuerdo de Argel, pero se han moderado en las últimas semanas. Esta circunstancia alerta de que el mercado recela de que el acuerdo preliminar sea finalmente adoptado.

En cambio, si no se concreta el acuerdo y algunos países persisten en su estrategia de seguir ampliando su producción, el mercado seguirá siendo excedentario durante todo el año, con un riesgo evidente de que los precios vuelvan a caer.

En definitiva, aunque las posibilidades están muy abiertas, ante el riesgo de caídas significativas en los precios, los incentivos para terminar cerrando un acuerdo son sustanciales.

Fuente: Tendencias del Dinero