Cuando aun no se han cumplido cuatro meses desde que tuviera lugar el referéndum de pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea con el resultado conocido del éxito del Brexit, la primer ministra británica, Theresa May, ha llegado a Madrid para entrevistarse con el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, dentro de la gira europea programada para avanzar y dejar sentado el punto de partida del Reino Unido en las negociaciones de desenganche y revisar las relaciones colaterales de ambos países.
Como no podía ser de otra manera, el Reino Unido aspira a mantener todas las ventajas propias de los miembros de la UE, como la libertad de movimientos de bienes y capital, pero manteniendo su control de fronteras y sobre esas cuestiones quiere asentar las negociaciones de desconexión que deberían iniciarse en marzo de 2017.
En ese contexto y mientras se acerca la fecha del inicio de las negociaciones de acuerdo con el Tratado de Lisboa que entró en vigor el 1 de diciembre de 2009 y en donde se refleja por primera vez la posibilidad de que un Estado miembro se retire voluntariamente de la Unión Europea, dos datos de coyuntura económica referidos al Reino Unido sobresalen del resto: la libra se sitúa en nivel de 1985 con una devaluación de más del 14% sobre el cambio que tenía el 23 de junio, mientras el índice FTSE 100 de la bolsa de Londres presenta unas ganancias, desde principios del año, del 11,8%, mientras el EuroStoxx50 y el IBEX 35 pierden un 9,0 y 9,8 puntos, respectivamente a finales de la pasada semana.
Lejos del drama anunciado tras el referéndum, una cierta normalidad se ha instalado en Gran Bretaña y tanto los últimos datos del IPC como los del PIB, no reflejan el esperado y anunciado impacto negativo del Brexit en la economía británica e incluso la última tasa de paro ofrece un resultado espectacular de pleno empleo (4,9%), la más baja desde septiembre de 2005.
Por lo que respecta a la tasa de variación anual del IPC en el Reino Unido en agosto de 2016, ésta ha sido del 0,6%, con lo que se repite el dato del mes anterior. La variación mensual del IPC, por su parte, ha sido del 0,3%, de forma que la inflación acumulada en 2016 es del 0,6%, tan baja como en el resto de la Unión.
Pese a las cifras que se conocen en la actualidad, son muchos los organismos que mantienen sus estimaciones negativas de cara al futuro, siendo la Secretaría del Tesoro la que maneja un dato especialmente contundente, al dejar constancia de que el Brexit “duro” podría costarle al Reino Unido hasta 73.000 millones de euros año, en torno al 9,5% de su Producto Interior Bruto (PIB).
La OCDE, por su parte y como consecuencia de la incertidumbre creada por el Brexit, ha rebajado de forma sustancial sus previsiones para el Reino Unido en 2017, que de un 2% estimado en junio se reducen a un 1%.
Como ha declarado el ministro de Economía, Hammond, que sustituyera a Osborne, “está claro que entramos en nuestras negociaciones para salir de la UE desde una posición de fortaleza económica” y mientras esa fecha llega, se produce una avalancha de turismo hacia Gran Bretaña y sus principales destinos como Londres se convierten en objetivo favorito de los turistas europeos, no en vano la capital de Inglaterra o de Escocia están baratas y las visitas alcanzan records.