Las encuestas del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE mostraban, hasta hace pocas semanas, un empate técnico (42% por la permanencia frente al 41% por el abandono) con una clara tendencia a favor del Brexit que estaba comiéndole terreno a los partidarios de la Unión, gracias a la aparición de Cameron en los papeles de Panamá, así como a las fuertes críticas que estaba recibiendo el gobierno por el envío a todos los hogares británicos de un folleto “informativo” sobre la consulta.
Sin embargo, en las últimas semanas algo ha cambiado. La libra se ha apreciado frente al euro significativamente desde 0,80 hasta 0,77, mientras la probabilidad de salida de la UE que asignan las casas de apuestas ha caído desde el 34% al 31%. Las encuestas ahora, por su parte, dan una ventaja de 6 puntos a los partidarios de la permanencia (47% frente 41%).
Lógicamente, tras los datos siempre hay razones. La primera que el Tesoro ha publicado un informe, que ha tenido mucha repercusión, sobre las consecuencias económicas de la salida en el largo plazo, mostrando una caída del 6,2% del PIB en el escenario central (la horquilla va del -3,4% al -9,5%). La segunda es que el ministro de Justicia, favorable de la salida, ha propuesto que el Reino Unido siga el modelo comercial de Albania con la UE (Acuerdo de Asociación) en un escenario post-Brexit, lo que ha sido fuente de fuertes críticas. La tercera y última, y la que ha tenido mayor impacto, es la afirmación de Obama de que el Reino Unido se pondría al final de la cola para negociar un acuerdo de libre comercio con EEUU en caso de salida, lo que desbarata uno de los principales argumentos de los pro-Brexit: que una de las ventajas de no estar en la UE era que se podrían negociar mejores acuerdos comerciales con países no europeos.