La economía china ha conseguido mantener un ritmo de crecimiento del PIB, al término del tercer trimestre, del 6,7% interanual, lo que no ha sorprendido, aunque refuerza la idea de que el gran reto del gobierno sigue girando en torno a la conciliación del crecimiento del PIB a tasas satisfactorias con el ajuste de los desequilibrios y las reformas estructurales que permitan un crecimiento sostenido a medio plazo.
Los riesgos de la economía china a corto plazo parecen contenidos, pero es preciso evitar que se agudicen los desequilibrios del sector inmobiliario -la ventas de viviendas se ha disparado y por ende los precios-. El gobierno ya está imponiendo medidas para corregir el alza de los precios de las casas si bien no se espera un cambio drástico en los precios. Por otro lado, persiste el riesgo de la deuda de China que sigue aumentando con un 250% del PIB, y el consiguiente riesgo derivado para su sistema financiero, ya que gran parte del crecimiento del crédito viene por los préstamos hipotecarios.