A la espera de lo que determine la Encuesta de Población Activa (EPA) que se conocerá a finales de este mes de abril, el número de parados registrados en las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo (antiguo Inem) bajó en marzo –Semana Santa incluida- en 58.216 personas, con lo que el número total de parados se situaba al finalizar el primer trimestre en 4.094.770, más de un 20% de la población activa.
Con los datos conocidos, se constata que el paro registrado mantiene su ritmo interanual de reducción en el 8,02% por lo que, de mantenerse esta tasa de descenso, en un ejercicio puramente teórico, ya que el pleno empleo no existe, España conseguiría una ratio equivalente a cero dentro de catorce años: en 2030.
El cálculo no deja de ser un mero ejercicio teórico, ya que las proyecciones a medio plazo de los analistas de referencia elevan la tasa de paro hasta el 15% en 2018, fecha en la que se estima que la economía española estará en su PIB potencial; ésa podría representar, por lo tanto, el índice de paro estructural de la economía española, lo que supone una ratio disparatada.
Esa reducción de la tasa de paro, que partía del 26% en el punto más bajo del ciclo económico, es significativa, pero seguirá siendo alta comparado con los países del área euro.
Este tipo de simulaciones ponen de manifiesto que, siendo muy positiva la evolución de nuestra economía en la actualidad, sería bueno retomar el impulso reformista, como única via para mejorar el potencial de crecimiento económico y, con ello, rebajar la tasa de paro estructural que, con los parámetros actuales, sigue siendo especialmente elevada, aunque la metamorfosis del mercado laboral a futuro es importante tenerla en cuenta, debido a que el perfil de la población activa es probable que sea ligeramente negativo en el futuro, tendencia bien distinta a la observada en el anterior ciclo expansivo, debido no sólo al envejecimiento de la población y la estabilización de los flujos migratorios, sino también a que la tasa de participación en el mercado laboral, que ha subido significativamente desde el año 2000 y que probablemente se estabilice, puesto que ya está en niveles elevados cuando se compara con los países de la UE.
En todo caso, el mercado laboral español sigue repleto de anomalías además de la actual tasa de paro estructural, según el actual PIB potencial, y ahí está para demostrarlo la tasa de paro juvenil que se situó al finalizar marzo en el 46% -43.416 parados menores de 25 años menos- porcentaje que resulta inaceptable, por mucho que suponga una caída del paro juvenil a ritmos del 11,1% interanual, con lo que mejora la media de los últimos meses en los que ha caído a tasas del 8%.
En las misma fechas en que se conocían los datos del Inem en España, se publicaba la tasa de paro en Estados Unidos –recientemente cuestionada- que repuntó una décima, hasta un envidiable 5,0%, porcentaje equiparable al del Reino Unido y superior al de Alemania (4,3%) y Japón (3,3%), aunque muy inferiores a la media de la Eurozona (10,3%) y la (UE 9%).