Continúa la caída libre en materia de innovación
Artículos, 30 de julio de 2016
Mientras España se debate entre la posibilidad de ir a unas terceras elecciones generales, como consecuencia de una difícil digestión de los últimos resultados electorales del 26 de junio y el sistema público de pensiones presenta una delicada situación en lo que a sostenibilidad se refiere, como consecuencia de una calidad del empleo manifiestamente mejorable, el Cuadro europeo de indicadores de la innovación de la Comisión Europea, publicado hace unos días, pone de relieve que España es el tercer país, junto a Lituania, que más ha retrocedido en innovación desde el inicio de la crisis en 2008 –por detrás de Rumanía y Hungría–, habiendo perdido anualmente una media del 0,8% de rendimiento en I+D.
La noticia viene a denunciar, una vez más, la situación de España en un terreno de vital importancia para su futuro desarrollo, aunque algún medio de comunicación de ámbito nacional, prefiriera titular en positivo al anunciar que “España está en el puesto 19 de países que más innovan en la UE”. Los únicos países que han reducido su inversión en innovación más que España son: Rumanía (-4,4%) y Croacia (-0,9%) y Luxemburgo (-0,8%).
Los resultados del informe de la Comisión revelan que la puntuación lograda por nuestro país en el índice sintético de innovación ha sido de 0,361, lo que le sitúa por debajo del promedio de 0,521 del conjunto de países europeos, y muy alejado de Suecia, que lidera la clasificación con un 0,703.
El informe señala que la inversión y la financiación de la I+D en nuestro país ha caído una media anual del 5,7% desde 2008, debido fundamentalmente al descenso de la inversión procedente del capital riesgo que ha disminuido un promedio anual del 11% desde 2008. Por su parte, la inversión del sector público ha experimentado un crecimiento del 0,8% anual.
Lo cierto es que España mejoró los resultados de innovación hasta 2013, aunque la Comisión destaca que en los países de moderada innovación –entre los que se encuentra nuestro país– existen núcleos regionales de innovación potente como es el caso del País Vasco en España, gracias a cuyos resultados la media de España no cae más escalones.
En áreas de innovación determinadas, los líderes de la UE son: Suecia: recursos humanos y calidad de la investigación académica; Finlandia: condiciones marco financieras; Alemania: inversión privada en innovación; Bélgica: redes de innovación y colaboración; Irlanda: innovación en las pequeñas y medianas empresas.
En estas circunstancias y dada la baja calidad del empleo y los bajos niveles salariales existentes, debido a la fuerza que tiene el sector servicios en España, puede parecer una provocación afirmar que, si nadie lo remedia, España se dirige inexorablemente a ser definitivamente un país de camareros, albañiles, burócratas y jubilados.
Tan provocadora como temeraria reflexión, con independencia de quien la pronuncie, podría llegar a ser cierta si este país continúa alejándose de Europa en sus indicadores de I+D e innovación, siendo la consecuencia más importante de ello el envejecimiento de los investigadores y de los aparatos y equipos de investigación, que no se renuevan, y aunque el número de empresas que realizan I+D se ha mantenido constante a pesar de la crisis, no son más de 12.000 las empresas que se preocupan de este trascendental capítulo en el desarrollo de un país, cuando para una economía como la española esta cifra debería ser, al menos, cuatro veces mayor.
Pese a ser la cuarta economía de la Eurozona, España comparte grupo en materia innovadora con países como Croacia, Chipre, República Checa, Estonia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal y Eslovaquia.
Por el contrario, el grupo líder encabezado por Suecia está configurado por Dinamarca, Finlandia, Alemania y Países Bajos a quienes siguen Austria, Bélgica, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Reino Unido y Eslovenia.