Pese a que una encuesta del Banco de Inglaterra señala que una mayoría de empresas británicas trata de mantener “business as usual”, sin haber hecho de momento planes de recorte de plantilla o inversión, éstas reconocen que sus perspectivas a doces meses son claramente bajistas.
En el mes transcurrido desde el referéndum sobre la continuidad de Reino Unido en la UE, se han sucedido los estudios valorando el posible impacto de la salida en Reino Unido y en su entorno, reflejando la mayoría de ellos una influencia económica negativa pero limitada, algo que parecen compartir los mercados que, tras la fuerte reacción inicial, se han calmado.
Los primeros indicadores de confianza de julio, como el ZEW, el Sentix, el GfK y el de la CE en la Eurozona, así como los PMI´s, han registrado caídas que reflejan el aumento de la incertidumbre y el deterioro de las expectativas, siendo éste último el que arroja una corrección mayor en relación con el Reino Unido, hasta el punto de deslizarse hacia la contracción de la actividad.
El impacto a corto plazo sobre la actividad se centra principalmente en el incremento de la incertidumbre, efecto que se irá produciendo de forma gradual, al contrario de lo ocurrido tras la caída de Lehman cuando la ruptura en los mercados generó un efecto distorsionador inmediato sobre la actividad a nivel internacional.