Abordar la profunda crisis del agua requiere de soluciones políticas pero también de nuevas tecnologías, más eficientes en el consumo de energía y, a su vez, rentables. Así lo han expresado un grupo de expertos entre los que se encuentran Valeriano Gómez, ex-ministro de Trabajo; Ramiro Aurín, consultor internacional en ingeniería y gestión del agua y Lorenzo Dávila, abogado y economista.
Durante las jornadas “El agua y el futuro de los suministros sostenibles: Visión2020 ” organizadas por el Instituto Coordenadas, los ponentes han coincidido en alabar la fuerte inversión de las empresas de servicios en I D i, tratando de poner el foco en el rendimiento.
En este sentido, Ramiro Aurín ha señalado el uso de la Inteligencia Artificial (IA) como uno de los pilares sobre los que se asienta el futuro de la gestión del agua, una de cuyas líneas de investigación se centra en la comprensión y el control de las interfaces entre los materiales y el agua que determinan el rendimiento de tecnologías como sensores de calidad del agua, membranas de filtración e incluso tuberías.
Otro importante campo en el que el sector está centrando los esfuerzos innovadores se sitúa en la reutilización del agua, que puede reducir marcadamente los costos y aumentar la sostenibilidad de un proceso de tratamiento.
Los expertos invitados por el Instituto Coordenadas han puesto como ejemplo a la región de Murcia, donde se sufren periodos extensos de sequía en los que las reservas de agua potable pueden permanecer por debajo del 20%. Según los mismos, ha desarrollado un modelo de gestión que tildan de “envidiable”, aunque en ocasiones su viabilidad dependa del trasvase Tajo-Segura.
“La utilización de las últimas tecnologías existentes en el territorio murciano permite hacer frente a los serios problemas de falta de agua, consiguiendo sus redes de abastecimiento unos rendimientos medios del 85%, muy superior a la de otras redes”, añade Lorenzo Dávila.
Durante la sesión también se ha querido remarcar que las desalinizadoras no son una solución a la actual crisis del agua. “Para quien piense que la desalinización es una alternativa viable, recordarles que se necesita o mucha energía barata o la manera de hacer que el proceso sea más eficiente. Ambas cosas son hoy un imposible”, sostiene el economista.
Un escenario complejo
En estas jornadas sobre el agua también se ha dado cuenta de un futuro escenario poco alentador: en 2025, 1.800 millones de personas vivirán en regiones con escasez absoluta de agua mientras dos terceras partes de la población mundial podrán hacerlo en condiciones de estrés hídrico. En este contexto, el incremento de población mundial, unido a los efectos del cambio climático (desertificación, sequías, eventos meteorológicos extremos), hacen de la adecuada gestión de agua la única solución para garantizar el acceso generalizado al agua potable y a su saneamiento.
Para Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas, “toda esta combinación de factores ecológicos y humanos pintan un cuadro complejo en el cual los trazos apuntan a un único desenlace: cada vez habrá menos agua potable disponible y ello nos lleva a volcar todos los esfuerzos en la gestión de la misma”.
“La carencia de agua es un problema transversal que afecta a todos los actos de la vida y allá donde repercuten, sus efectos socioeconómicos son nefastos. Se trata de un recurso necesario para el desarrollo de la economía y la sociedad en cualquier entorno”, ha señalado Valeriano Gómez, ex-ministro de Trabajo.