Tres crisis y dos lastres: Ecuador opta por la renovación generacional que representa Daniel Noboa
GEOPO, nuevos análisis sobre temas de geopolítica internacional, 18 de octubre de 2023
Más de 13,4 millones de ecuatorianos fueron convocados a las urnas, dentro y fuera del país, para elegir nuevo presidente entre la candidata socialista Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana (RC5) que lidera el expresidente Rafael Correa (2007-2017), y el joven empresario conservador Daniel Noboa, de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN). Ambos pasaron al balotaje después de ser los más votados en la primera vuelta electoral del pasado 20 de agosto, de entre otros seis aspirantes.
Con más del 97 por ciento escrutado, Daniel Noboa, de 35 años, se impuso con el 51,96% de los votos válidos (5.179.575) por delante del 48,04% (4.789.588) de Luisa González, quien aceptó la noche del domingo su derrota electoral, dada la irreversibilidad de la tendencia. El voto de los ecuatorianos residentes en el exterior no condiciona su victoria.
La ciudadanía correspondió con una amplia participación en las urnas del 82,33%, una cifra que se mantiene en el histórico de participación en las últimas elecciones, según señaló la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint,
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, afirmó su total disposición a iniciar el proceso de transición de Gobierno con el elegido en las urnas como su sucesor.
Las nuevas autoridades completarán su periodo presidencial hasta mayo de 2025, en unos comicios atípicos después de que, en mayo pasado, Guillermo Lasso disolvió el Parlamento unicameral y llamó a elecciones generales adelantadas en medio de una crisis política. De esta manera, acortó su mandato y quien lo reemplace gobernará hasta el 13 de mayo de 2025, cuando debía terminar su periodo de cuatro años.
Los desafíos de Noboa
El contexto de este proceso ha estado marcado por la inusitada ola de violencia e inseguridad que azota al país. De hecho, si algo destacó en la jornada electoral fue una fuerte presencia militar y policial en los recintos de votación.
Lasso ha asegurado al nuevo presidente que recibirá un Ecuador con su democracia fortalecida y la economía en crecimiento, con la institucionalidad recuperada y reposicionado internacionalmente. Pero, en verdad, el presidente electo Noboa recibirá un país en crisis en varios frentes y deberá asegurar la gobernabilidad en un escenario adverso en la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral).
El triunfo de Noboa, un empresario millonario de 35 años, se atribuye a que se mostró como un político nuevo y logró entender mejor la sociedad en un escenario de alta desconfianza política hacia las instituciones y los partidos. Consciente de ello, Noboa en su estrategia invocó el desafío de la política tradicional alejándose de la confrontación, tomando distancia de los políticos tradicionales. Eso le permitió instalarse en las preferencias del electorado frente a la Revolución Ciudadana, "que es el único proyecto de la llamada 'Marea Rosa' (gobiernos de izquierdas en Latinoamérica) que no logra la reelección.
En efecto, la Revolución Ciudadana no logra convencer a una gran parte del electorado, y su desempeño electoral no mejora desde 2017, a pesar de que ahora gobierna en las principales ciudades del país, tras ganar alcaldías y prefecturas clave en los comicios de febrero de 2023.
El discurso narrativo del movimiento correísta en las elecciones presidenciales de 2021 y 2023, que apuntaba a volver al “pasado de progreso”, no sintonizó con los votantes jóvenes ni con aquel elector que piensa en otras aspiraciones.
Sin embargo, el nuevo presidente, un excongresista de bajo perfil político, no tendrá fácil la gobernabilidad del país, sumido en una inusitada crisis de seguridad ciudadana ante la ola de violencia atribuida al crimen organizado y problemas económicos y sociales varios. Hijo del magnate bananero Álvaro Noboa, cinco veces candidato presidencial, recibe un país con tres crisis: fiscal, productiva y de seguridad, desafíos que deberá resolver.
El gasto corriente es imparable y el déficit fiscal de este año probablemente cierre cercano a los 5.000 millones de dólares. Hay menos empleos, lo que empuja una nueva oleada migratoria. Noboa deberá impulsar la inversión productiva, eliminar barreras de entrada a nuevos actores, construir competitividad. Y también trabajar por la calidad en los servicios públicos, es decir, priorizar en salud, educación y seguridad.
En campaña, Noboa, que defiende la dolarización, clave en la estabilidad económica de Ecuador en los últimos 20 años, prometió la generación de empleo dando impulso a los jóvenes, la atracción de inversión extranjera y el uso de tecnología para combatir la inseguridad. Además, defendió la creación de cárceles flotantes en barcazas para aislar a los presos más peligrosos, la militarización de las fronteras con tecnología, uso de drones y radares, así como el uso de un sistema de escaneo en los puertos ecuatorianos.
Dos lastres cabe añadir: deberá tratar de enderezar el país a sabiendas de que tiene poco tiempo para poder hacer muchas cosas. Y en la Asamblea Nacional (Parlamento), donde la Revolución Ciudadana tiene mayoría con 50 escaños, Noboa, solo cuenta con 13 de 137 asambleístas, una minoría con la que también lidió el saliente Guillermo Lasso, quien enfrentó la oposición a sus proyectos legislativos.
Muchos y difíciles retos para Noboa, quien será el presidente más joven en la historia de Ecuador. Su triunfo supone una "renovación generacional de las derechas" y su principal éxito sería renovar la fe de los ecuatorianos en un Gobierno.
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