Reconocer el resultado electoral en Georgia: una decisión estratégica para la estabilidad regional y europea
GEOPO, nuevos análisis sobre temas de geopolítica internacional, 30 de octubre de 2024
La reciente victoria del partido Sueño Georgiano en las elecciones parlamentarias de Georgia es un hito en la consolidación democrática del país y representa un mensaje claro de estabilidad en un contexto geopolítico especialmente vulnerable. Con un 54% de los votos, Sueño Georgiano ha logrado imponerse en un sistema electoral reformado para alinearse con los estándares europeos de transparencia y representación proporcional.
La Unión Europea (UE), por tanto, enfrenta una decisión fundamental: reconocer este resultado y fortalecer su relación con el gobierno legítimo de Georgia, o arriesgarse a sembrar inestabilidad que puede ser instrumentalizada por actores externos, en particular Rusia, para desestabilizar el Cáucaso y amenazar la seguridad regional.
La estabilidad de Georgia es esencial no solo para la paz interna del país, sino también para la seguridad europea en su conjunto. Como nación con aspiraciones europeas, Georgia se ha convertido en un referente de estabilidad democrática en el Cáucaso, una región de importancia estratégica entre Europa y Asia y, por ende, un foco relevante de la política de seguridad de la UE. Reconocer y respetar la soberanía democrática de Georgia y respaldar su liderazgo legítimo son acciones fundamentales para asegurar que el país siga siendo un espacio de cooperación y paz.
Superar la falsa percepción de Sueño Georgiano como partido prorruso
Ubicada en una región geopolíticamente compleja, Georgia depende de una política de estabilidad que preserve su independencia. A pesar de su claro objetivo de integración europea, Sueño Georgiano sigue una estrategia pragmática de neutralidad que evita convertir al país en un campo de confrontación entre potencias. Una encuesta de 2019 reflejó que el 27% de los georgianos considera a Sueño Georgiano un partido occidentalista, mientras que solo un 16% lo percibe como prorruso, lo que contradice cualquier intención de alineación con Rusia. Esta percepción se confirma en hechos: el gobierno de Sueño Georgiano ha condenado la invasión rusa de Ucrania, votó en contra de ella en la ONU, y no mantiene relaciones diplomáticas con Rusia, reafirmando su independencia en política exterior.
La invasión de Ucrania por Rusia en 2022 ha intensificado las presiones geopolíticas en el Cáucaso, afectando directamente a Georgia. Diversos actores externos han instado al gobierno georgiano a adoptar una postura más dura contra Moscú, solicitando sanciones similares a las de otras naciones occidentales, exigiendo la apertura de un puente aéreo para enviar mercenarios a Ucrania o incluso pidiendo la apertura de un segundo frente bélico contra Rusia. Sin embargo, el gobierno de Sueño Georgiano ha optado por una estrategia más cauta, priorizando la estabilidad económica y el bienestar de sus ciudadanos. Al evitar una confrontación directa que podría tener consecuencias devastadoras para la economía nacional y un alto coste en vidas humanas, Georgia ha preferido una política de neutralidad activa que, aunque criticada por algunos sectores, se alinea con la estabilidad y paz en la región.
Sueño Georgiano ha liderado pasos decisivos hacia la integración europea: firmó el acuerdo de asociación con la UE en 2014, en 2018 constitucionalizó el objetivo de pertenecer a la UE y a la OTAN, y en 2023 obtuvo el estatus de país candidato a la UE. Esta orientación hacia Europa, respetuosa de su soberanía, refuerza el papel de Georgia como puente entre Eurasia y Europa desde una postura de paz y estabilidad. Comprender este enfoque implica reconocer la idiosincrasia y el contexto de los países de la región y aceptar la decisión soberana del pueblo georgiano en su camino hacia Europa sin concesiones a la confrontación.
Elecciones en un marco diseñado por la UE y con observadores internacionales
El reciente resultado electoral en Georgia refleja la voluntad de una mayoría que ha optado por un proyecto de paz y estabilidad en una región con una historia marcada por la conflictividad. Las elecciones se celebraron en un sistema de representación proporcional desarrollado bajo la dirección y supervisión de la propia UE.
Según el informe de los observadores internacionales, incluyendo la OSCE/ODIHR, la jornada electoral fue “ordenada y bien administrada”, en la que participaron 1,700 observadores internacionales y 23,000 observadores locales, subrayando la transparencia y legitimidad de los resultados. Estos observadores certificaron que el sistema de conteo cumplió con los estándares de integridad y transparencia. Además, la organización estadounidense Pro V&V verificó la precisión y seguridad de los dispositivos de votación electrónicos, mientras que la Comisión Electoral Central de Georgia (CEC) implementó auditorías y recuentos manuales en un 10% de las circunscripciones para aumentar la confianza pública en los resultados.
Cuestionar la validez de este proceso socavaría los principios democráticos que la UE promueve en Georgia y enviaría una señal de desconfianza hacia un país que ha trabajado intensamente para alinear sus instituciones con los valores europeos.
Aprender del pasado: la importancia de evitar un Euromaidán y un nuevo Saakashvili
La estabilidad actual de Georgia contrasta con la etapa marcada por el gobierno de Mikheil Saakashvili, quien ascendió al poder tras la Revolución de las Rosas, un movimiento respaldado por intereses occidentales e impulsado por la CIA y USAID. Durante su mandato, Saakashvili promovió una agenda ultraliberal dictada por asesores externos, como Randy Scheunemann, principal asesor de John McCain. Estas políticas incluyeron una drástica desindustrialización, privatizaciones masivas y la dolarización de la economía, lo que incrementó las desigualdades y expuso al país a una fuerte dependencia de financiación extranjera. Lejos de fortalecer a Georgia, este modelo de gobernanza dejó al país vulnerable y lo encaminó hacia un enfrentamiento con Rusia en 2008, lo que supuso la pérdida de los territorios de Abjasia y Osetia del Sur, además de significativas bajas humanas.
En contraste, Sueño Georgiano ha elegido una política centrada en la soberanía y estabilidad, rechazando agendas externas y promoviendo un desarrollo propio y sostenible. Su modelo de integración europea, basado en el respeto por la autonomía nacional, ha consolidado a Georgia como un pilar de estabilidad en el Cáucaso. Para la Unión Europea, comprender el valor de este enfoque es esencial, evitando el riesgo de retornar a una etapa de confrontación y dependencia que no solo amenaza la paz en Georgia, sino también la seguridad de la región en su conjunto.
La estabilidad de Georgia: un activo estratégico para la UE
La estabilidad de Georgia es esencial no solo para su propio desarrollo, sino también para la seguridad de la UE. Bajo el liderazgo de Sueño Georgiano, Georgia ha avanzado hacia la integración europea a través de reformas que han fortalecido su democracia y transparencia institucional. Además de ser un socio comprometido en iniciativas regionales, Georgia desempeña un rol crucial en el equilibrio de poder en el Cáucaso, donde su estabilidad actúa como una barrera contra la expansión de la influencia rusa.
En lugar de fomentar la confrontación, la UE debería respaldar un modelo de integración que promueva la paz, el desarrollo y la cooperación regional, consolidando tanto la estabilidad de Georgia como la de Europa. Una relación sólida con Georgia fortalecería la presencia de la UE en la región y mejoraría la seguridad en el Cáucaso, un área de vital importancia geopolítica.
El respeto al sistema democrático georgiano
La soberanía popular expresada en las urnas es un pilar fundamental de la estabilidad democrática. Al elegir un gobierno comprometido con la paz y la integración europea, el pueblo georgiano reafirma su voluntad de avanzar sin presiones externas. La Ley de Transparencia de la Influencia Extranjera, que exige que ONG y medios financiados en más de un 20% por fondos externos se registren como “agentes extranjeros”, refleja el compromiso de Sueño Georgiano por proteger su soberanía ante posibles injerencias desestabilizadoras y asegurar una esfera pública que responda a los intereses del país.
Cuestionar los resultados electorales y debilitar la legitimidad del gobierno de Sueño Georgiano podría tener consecuencias graves para la estabilidad del país, de la región y de la propia UE. En cambio, el apoyo de la UE a este proceso fortalecería la confianza en la cooperación mutua y limitaría las oportunidades para que actores externos exploten cualquier fractura en el sistema democrático de Georgia.
La oportunidad de la UE: estabilidad y cooperación en el Cáucaso
La UE tiene ante sí una oportunidad única para consolidar su compromiso sincero con la estabilidad en el Cáucaso reconociendo los resultados de las elecciones en Georgia y apoyando al gobierno de Sueño Georgiano. Este respaldo no solo enviaría un mensaje claro sobre el valor de la paz y la democracia en su vecindario, sino que también fortalecería su relación con un socio estratégico.
Apoyar a Georgia en su camino hacia la UE no es solo una inversión en la estabilidad regional, sino también en la seguridad europea. En un entorno donde la influencia rusa sigue siendo una amenaza constante, una Georgia estable y soberana representa un aliado esencial. Ignorar esta realidad y adoptar una postura de confrontación sería contraproducente, abriendo la puerta a la inestabilidad y debilitando un proyecto que puede ser crucial para la seguridad en el Cáucaso y Europa.
En conclusión, la Unión Europea debe comprender que respaldar la estabilidad de Georgia es, en última instancia, una apuesta por un futuro de paz, cooperación y respeto a la soberanía.
SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA
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