La contribución de Taiwan a la lucha global contra la pandemia del coronavirus es objeto de reconocimiento en todo el mundo. Situada a unos 130 km de China, donde más de un millón de taiwaneses trabajan, muchos de ellos en Wuhan, capital de Hubei y epicentro de la pandemia, tenía todos los boletos para convertirse en el segundo país del mundo más afectado, pero la respuesta taiwanesa desafió todos los pronósticos. El grupo de debate entre expertos de diferentes disciplinas creado por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada para elaborar líneas de pensamiento sobre Nuevas Perspectivas para un Mundo Diferente ha analizado el caso de Taiwan y los secretos de su éxito en la gestión de la pandemia, centrados en un buen sistema de salud, anticipación, transparencia y big data. Su balance es ejemplar: menos de 500 casos infectados y 6 fallecidos.
Desde la esfera pública y con las lecciones aprendidas de lo sufrido durante la epidemia del SARS en 2002-2003, las autoridades aplicaron desde el primer momento medidas de cuarentena para todos los extranjeros y taiwaneses que llegaban a la isla poniendo a su disposición hoteles y transportes especiales y hasta un sobre para gastos de bolsillo de unos 30 euros por día para los confinados, además de un pequeño regalo de “bienvenida”.
Las acciones preventivas se acompañaron del seguimiento preferente de los casos identificados y sospechosos. Los operadores de telefonía taiwaneses colaboraron compartiendo la posición a través de la señal emitida por los móviles. Los doctores que acompañaban a los pacientes podían acceder en cada momento a sus antecedentes e historial. Las medidas de geolocalización se habilitaron de forma exclusivamente temporal en razón de las posibles implicaciones en materia de protección de la intimidad. De este modo, la propagación en la isla pudo ser rápidamente contenida y aislada.
Los expertos del Instituto Coordenadas señalan que, a diferencia de China, Corea del Sur o Italia que han recurrido a medidas drásticas como el bloqueo de ciudades y la realización de test masivos para contener la propagación del virus, Taiwán optó por medidas suaves como el cumplimiento estricto del reporte de casos para hacer pruebas, la investigación precisa realizada por las autoridades sanitarias y el manejo de los contactos cercanos una vez que se detectan pacientes. El ministro de Salud, Chen Shih-chung, descartó la realización de test masivos a toda la población por considerarlos un “desperdicio de los valiosos recursos médicos y el dinero”, ya que no excluiría la aparición de falsos positivos y falsos negativos. Esto ha supuesto un importante ahorro económico.
Por su parte, la sociedad civil, además de colaborar con su comprensión y disciplina, prestó una ayuda decisiva en la facilitación de los medios digitales precisos para asegurar, por ejemplo, una disponibilidad efectiva de las mascarillas en las farmacias. Mientras, el gobierno movilizó a las industrias locales para incrementar su producción. Taiwan es el segundo productor mundial de mascarillas. En solo un mes pasó de 10 a 15 millones de unidades y a mediados de mayo se prevé que alcancen los 19 millones. Además de satisfacer la demanda local, son donadas a muchos países del mundo, incluida la Unión Europea.
En todo momento, señala el análisis del Instituto, la transparencia ha sido un principio de conducta, manteniendo al corriente a la población de la evolución de la pandemia. También cuando se deben admitir errores como ocurrió con un brote que afectó a 21 marinos que dieron positivo a su regreso de una misión amistosa en Palaos. Una vez identificados y aislados, unas 200.000 personas que mantuvieron contacto con ellos fueron advertidas para efectuar un seguimiento de su salud. Este proceder contrasta con la opacidad que ha caracterizado la gestión de la crisis al otro lado del Estrecho.
El gobierno de Nueva Zelanda reconoció haberse inspirado en las medidas de control aplicadas en Taiwan, al igual que el gabinete israelí. Y en toda Europa y en todo el mundo se le presta cada día una mayor atención. Además de dispensar formación a distancia a personal médico de diferentes países, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha dispuesto un panel explicativo en la Red: "The Taiwan Model for Combating COVID-19".
Al margen de la Organización Mundial de la Salud
Lo paradójico de esta situación es que Taiwán ha logrado su hazaña al margen de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que no participa debido al veto de China continental. En 2016, tras la victoria de Tsai Ing-wen, contraria a la unificación con el continente, perdió el estatuto de observador que había obtenido en 2009, en un momento de distensión entre Taipéi y Beijing. La falta de vínculo institucional formal entre Taiwán y la OMS no fue obstáculo para que las autoridades de la isla informaran a finales de diciembre de la aparición de una neumonía extraña en Wuhan y que esta podía ser transmisible entre humanos. Según Taipéi, si la OMS entonces se inhibió, su decisión fue no bajar la guardia, obligándose a responder de manera autónoma, extremando todas las precauciones, empezando por el control de llegada de todos los vuelos procedentes de Wuhan.
Para contrarrestar su marginación de la OMS, la diplomacia taiwanesa dispuso una hábil campaña de comunicación política que le proveyó de una importante audiencia en las redes sociales. La “diplomacia sanitaria” de Taiwán y la divulgación de su experiencia, efectiva y transparente, sin necesidad de recurrir a medidas draconianas, le ha granjeado una importante simpatía y visibilidad, de mucho valor para Taipéi en las actuales condiciones, cuando la presión de Beijing sobre su estatus no hace sino aumentar de día en día. En los últimos siete años, Taipéi perdió 7 aliados diplomáticos, sumando solo 15 en todo el mundo.
Los EEUU, que desde la llegada de Trump decidió aumentar la cooperación con Taiwán como parte de su campaña contra China, podría condicionar la reanudación del apoyo financiero a la OMS a la decisión de admitir de nuevo a Taiwán. Washington y Tokio están solicitando apoyo de algunos países clave como Australia, el Reino Unido, Francia y Alemania para co-firmar una carta dirigida al director general de la OMS pidiéndole que invite a Taiwán a la Asamblea Mundial de la Salud (AMS), el órgano decisorio de la OMS, la cual está prevista celebrarse virtualmente a mediados de mayo.
SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA
Instituto de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico con justicia social y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precendentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.
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