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¿Retroceso o transformación de la globalización?

Análisis, 21 de mayo de 2020

La pandemia de la Covid-19 ha traído consigo, entre otros, interrupciones en las cadenas de suministro, la caída del comercio y un debilitamiento de la demanda global. Los mercados mundiales aflojan y los inversionistas huyen para encontrar refugios seguros. La logística y el movimiento de personas se han detenido. Todo ello ha avivado el debate a propósito del futuro de la globalización.

La globalización económica ha recorrido un largo camino. Como resultado del avance de la productividad y el progreso tecnológico, en las últimas décadas ha impulsado el crecimiento con un mayor movimiento de bienes y capitales, intercambios en ciencia y tecnología, así como una mayor interacción entre las sociedades de los diversos continentes. No obstante, ahora parece haberse convertido en el chivo expiatorio de todos los males habidos y por haber.

El grupo de debate entre expertos de diferentes disciplinas creado por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada para elaborar líneas de pensamiento sobre Nuevas Perspectivas para un Mundo Diferente ha reflexionado sobre cómo va a ser la nueva globalización en este entorno pandémico en el que nos movemos. En estas circunstancias, considera que el orden liberal y el libre comercio se encuentran amenazados por la oleada de nacionalismos y populismos que hacen bandera del proteccionismo como alternativa para reducir las vulnerabilidades de una globalización económica que, paradójicamente, y es bueno tenerlo presente, ha reportado a la humanidad su etapa de mayor progreso.

El fenómeno no es nuevo. Ya desde la crisis financiera de 2008, tendencias negativas como el incremento de las desigualdades o la propia sostenibilidad ambiental alertaban sobre la necesidad de introducir nuevos enfoques correctores que aseguraran la irreversibilidad del actual ciclo histórico.

En paralelo a ese proceso, hemos asistido impávidos a la transmutación discursiva de potencias clave del sistema internacional. Mientras EEUU, que lideró de forma indiscutible el sistema global actual, daba pasos agigantados hacia el unilateralismo y el proteccionismo, la nueva potencia asiática, China, otrora ensimismada, se reivindica como nueva campeona de una segunda ola de globalización y multilateralismo. En Europa, mientras, se observa con preocupación los efectos a la baja de estas tendencias en el comercio global o en la disminución de la inversión exterior y los indicios de una reconfiguración del orden global que desdibuja su papel.

Un nuevo multilateralismo asoma bajo la égida de las economías emergentes. Es el caso del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS o el BAII (Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras), aun balbuceantes. No obstante, el deterioro de la OMC, del que es vivo reflejo el reciente anuncio de dimisión de su director general Roberto Azevedo, implica un severo golpe a la globalización tal cual la hemos conocido. Con la parálisis del principal garante del libre comercio mundial que tiene bajo su paraguas el 95 por ciento del tráfico global, la nueva generación de tratados comerciales e instituciones globales apenas puede apuntalar ligeramente el sistema multilateral.

El desacoplamiento sino-estadounidense

De la globalización pasaremos a la era de la soberanía económica, asegura Zheng Yongnian, de la Universidad Nacional de Singapur. Cada vez más países se dan cuenta de que las cosas directamente relacionadas con la seguridad de la vida no deberían perderse y se tenderá a recuperar el control de determinados asuntos. Por tanto, la globalización económica ya no será la misma que antes. Para Zheng, se podría volver al estado anterior a la década de 1980, a una especie de “globalización limitada”.

Es verdad, señalan los analistas convocados por el Instituto Coordenadas, que la pandemia puede propiciar el retroceso del mundo abierto, próspero y libre que hemos conocido, y fortalecer el poder nacional, como asegura también Stephen M. Walt, de la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard. Pero el carácter no uniforme de la globalización sugiere que coexistirán zonas de estabilidad e inestabilidad.

El motor principal de ese proceso de reconfiguración de la globalización bien pudiera ser el desacoplamiento de las economías china y estadounidense. El desacoplamiento estratégico es una de las tendencias más claras que podrían acelerarse a consecuencia de la pandemia, dice G. John Ikenberry, profesor de la Universidad de Princeton. Las cadenas de suministro tenderán a estar más cerca del propio país, pero esto no siempre será fácil. El gobierno de los EE.UU, por ejemplo, está en conversaciones con los fabricantes de chips, incluido Taiwan Semiconductor Manufacturing Co (TSMC), para construir nuevas fábricas en su territorio a fin de crear una autosuficiencia en chips que evite la posible interferencia de China en las líneas de suministro. Pero los escépticos cuestionan la viabilidad de tales inversiones. Por ejemplo, la comprometida por Foxconn Technology Group en Wisconsin, anunciada con gran fanfarria en julio de 2017, se ha reducido tanto que  la construcción de la planta aún no ha comenzado y los centros de innovación de la compañía están en gran parte vacíos.

Aunque no el único, el proteccionismo en el comercio internacional es hoy día el principal riesgo. La guerra comercial entre EEUU y China, incluye también a países de otras regiones, aunque con menor trascendencia. La des-sino-mundialización apunta al desacoplamiento con China, del que se pueden beneficiar terceros países, en especial de su entorno, como ya ocurre con Vietnam o Taiwán. A nivel industrial no es fácil de aplicar aunque en lo político algunos consideran que este es el verdadero caballo de Troya para evitar la construcción de un orden sino-mundial iliberal.

Fortalecer la capacidad para hacer frente al aislamiento económico a largo plazo será una de las preocupaciones de los gobiernos, dice Robin Niblett, director del Real Instituto de Asuntos Internacionales de Reino Unido: se necesitará una gran moderación para mantener la cooperación internacional y evitar un retroceso en dirección a la competencia geopolítica abierta.

Pero debemos tener en cuenta que cuando todo esto pase, los países seguirán necesitando bienes y servicios unos de otros y los avances tecnológicos abogarán por un mundo más interconectado y en el que la cooperación internacional seguirá siendo indispensable. Habrá cambios, sin duda, pero somos ya demasiado interdependientes como para prescindir sin más de la globalización.

SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA

Instituto de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico con justicia social y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precendentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.

NOTA DE INTERÉS: La información de este comunicado de prensa es un resumen de interés público proveniente de trabajos de análisis e investigación; de grupos y sesiones de trabajo de expertos y/o producción de artículos científicos del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada. Los documentos originales y completos son de uso interno y de titularidad exclusiva del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.