No solo en España crece el empleo
Análisis, 07 de noviembre de 2015
Desde que se iniciara la recuperación en la Eurozona hace ya dos años, el número de ocupados ha crecido, en todos los países miembros, de forma consecutiva en los últimos siete trimestres y en el segundo de 2015 mostraba una tasa de crecimiento del 1,9% interanual.
Entre países y por la parte alta, destaca España con una tasa de crecimiento del empleo del 3% en el último trimestre, seguida de Italia, que ha iniciado la recuperación de la actividad y del mercado laboral más tarde, pero donde el empleo ha crecido el 0,9% interanual en el mismo trimestre. La recuperación de Francia está siendo más lenta ( 0,2%) y en Alemania, donde el empleo crece de forma prácticamente ininterrumpida desde el inicio de 2010 (y la tasa de paro está en mínimos), su ritmo se ha moderado en los últimos meses hasta situarse en el 0,4%.
Con el incremento del empleo ha venido el descenso del desempleo y en dos años el número de parados se ha reducido en 1,5 millones, compensando, de momento, solo parte del incremento de 8 millones de parados entre comienzos de 2008 y principios de 2013. En ese mismo periodo, el índice de paro ha pasado del 12,0% al 11,0%, una tasa de desempleo aun elevada ya que el mínimo pre crisis fue del 7,2%.
Pero el descenso en estos dos últimos años ha sido más rápido de lo que cabría esperar con los índices de crecimiento del PIB registradas. La tasa de paro inició su descenso un trimestre después de que se registrara la primera variación trimestral positiva del PIB y ha estado descendiendo de forma progresiva, a pesar de que entre el segundo trimestre de 2012 y el mismo de 2013 y el segundo trimestre de 2014, el PIB creció a un modesto 0,2%.
Esto obedece a dos razones principales. En primer lugar, al bajo crecimiento de la población activa, que crece a tasas menores que antes de la crisis (0,2% anual en el segundo trimestre de 2015 frente a niveles cercanos al 1% antes de 2008). Y en segundo lugar, al propio crecimiento del empleo frente al de la producción al inicio de la recuperación, que dio pie a un descenso de la productividad.
En los últimos cuatro trimestres, se ha registrado un punto de inflexión al alza en la productividad, que ha implicado descensos de la tasa de paro ligeramente más modestos en los últimos trimestres.
Tampoco se puede decir que sea una recuperación con generación de empleo de baja calidad, ya que el porcentaje de autónomos en el total de ocupados cae desde 2014 (17,4% en el segundo trimestre de 2014) y el de empleos temporales se mantiene prácticamente estable en torno al 15% en los últimos cuatro años.
Sin embargo, los salarios muestran un crecimiento modesto. La remuneración de los empleados ha mantenido una ratio de crecimiento en torno al 1,5% interanual en los últimos tres años. Y es que, a pesar de la mejora del mercado laboral, la tasa de desempleo es aún elevada.
Ese crecimiento salarial, acompañado del crecimiento de número de ocupados y una inflación cercana al 0% ha permitido una recuperación significativa de la renta salarial real, que ha estado detrás de la del consumo privado.
Esto se detecta al quedar de manifiesto que entre el tercer trimestre del pasado año y el segundo de este, el consumo ha crecido a una tasa superior a la del conjunto del PIB (0,5% trimestral media frente al 0,4% del PIB).