S&P anunciaba la semana pasada una rebaja del rating soberano de Brasil, en un escalón (de BBB- a BB ) y mantuvo la perspectiva negativa. Con esta decisión, Brasil pierde su estatus de grado de inversión. Moody's y Fitch mantienen todavía el rating crediticio en grado de inversión, pero está por ver aún su valoración al Presupuesto 2016 y a los nuevos objetivos fiscales. Según S&P, su decisión obedece a los desafíos políticos que afronta el gobierno, que pesan sobre su capacidad para cambiar el rumbo de la política económica y llevar a cabo los ajustes necesarios. En concreto, valora negativamente la propuesta de Presupuesto 2016, enviada al Congreso el 31 de agosto, con un objetivo de déficit primario del 0,34% del PIB, porque es la segunda modificación de la meta fiscal en seis semanas (a mediados de julio el gobierno anunció un recorte del objetivo de superávit primario del 1,2% del PIB al 0,7%) y será además la primera vez, desde que la Ley de Responsabilidad Fiscal está vigente, que una Ley de Presupuestos contemple un déficit primario.
Al poner la perspectiva en negativa, S&P avisa de que existe una probabilidad de 1 sobre 3 de una rebaja adicional, pues considera que hay riesgos de que la posición fiscal se deteriore (mayor déficit y mayor deuda pública) y de que la situación política empeore, aumentando las presiones internas en el gabinete de la presidenta Rousseff. Ambas circunstancias conllevarían un riesgo elevado de que la crisis económica se intensifique más allá de lo esperado. Las actuales proyecciones macro de S&P para 2015-16 contemplan caídas del PIB (-2,5% y -0 ,5% respectivamente), y para 2017 ven una recuperación, con un crecimiento esperado del 1%.