La morosidad bancaria y la trampa estadística
Análisis, 29 de enero de 2016
La tasa de mora de la banca española descendió en noviembre hasta el 10,35% (10,56% en octubre), situando la cifra total de créditos morosos en 138.894 millones de euros, una cantidad que certifica que la salud del sistema bancario español sigue siendo débil, aunque el simple dato encierra los eternos problemas de la ciencia estadística con su moda, su mediana, su media aritmética, su desviación media o su varianza.
Porque detrás de la morosidad media de la banca española ofrecida por el Banco de España, subyacen grandes diferencias entre entidades, que quedan nítidamente reflejadas entre aquellas que acumulan mayor cantidad de créditos dudosos, con especial mención a Popular, BMN, Bankia o Unicaja, algunos de ellos en proceso acelerado de venta de carteras de deuda, con la “escandalosa” ratio de Bankinter en materia de calidad crediticia y que ha permitido a la entidad dirigida por Dolores Dancausa seguir reduciendo su tasa de morosidad hasta colocarla en el 4,1%. Es el efecto natural de no haber estado expuesto, en demasía, al ladrillo.
En cualquier caso, la banca española sigue reduciendo el enorme daño que le causó la crisis del sector inmobiliario, en cuyos inicios, en enero de 2008, la mora bancaria alcanzaba los 18.385 millones de euros.
Y, como suele ocurrir cada vez que aparecen los datos de morosidad de la banca española, se busca la comparación con el resto de los países miembros de la Eurozona, a la vez que se comprueba, una vez más, que ésta no es posible, ya que los componentes de los indicadores de morosidad son tan dispares en cada país, que ni siquiera es posible tener una definición común de lo que es o no es considerado “morosidad”.
Solo en este contexto de “unión bancaria” pueden darse situaciones como la sufrida hace unos días en Italia, cuando la noticia de que el BCE había requerido más datos a varias entidades financieras italianas acerca de su nivel de morosidad y el riesgo real de los préstamos concedidos, provocaba una fuerte caída de los valores bancarios que arrastraban a la bolsa transalpina a un derrumbe en una jornada del 4,83%.