La caída del precio del petróleo no es la panacea de la recuperación
Análisis, 18 de diciembre de 2015
Los precios del crudo de referencia mundial Brent siguen bajando de forma descontrolada, habiendo llegado a situarse por debajo de los 40 dólares por barril, cifra que contrasta con los más de 113 dólares a que se pagaba en junio de 2014.
Aunque la bajada del precio del crudo es considerada como positiva para la recuperación económica, lo cierto es que está afectando a las bolsas de forma especialmente negativa, cuyo índice en España ha caído un 4,3 por ciento en lo que va de año.
La caída del precio del crudo responde, en buena medida, a que la economía europea se recupera demasiado lentamente de la crisis y, por tanto, no consume tanto petróleo como se esperaba; los países emergentes han ralentizado su fulgurante crecimiento y necesitan menos crudo; los inventarios se han llenado y, sobre todo, los productores, con Arabia Saudí e Irak a la cabeza, siguen bombeando con fuerza, tras el surgimiento del fracking como tecnología eficiente de extracción y dan lugar a una sobreabundancia que el mercado es incapaz de digerir.
Los exportadores menos eficientes (a los que más les cuesta producir un barril), como Venezuela, empiezan a sufrir los estragos del crudo barato y a exigir un cambio de estrategia al cartel de la OPEP que se mantiene inmutable bajo el liderazgo de Arabia Saudita.
El fuerte descenso del precio del petróleo, las políticas expansivas de demanda y la depreciación de los tipos de cambio de algunas economías, no han conducido a una revisión al alza general de las expectativas de crecimiento, salvo de forma marginal en EEUU y Europa, y ello viene a poner de manifiesto las rémoras para una expansión más intensa y generalizada de las economías del mundo.