Deterioro sanidad publica mundial

ICGEA señala como modelo a seguir la colaboración público-privada de Madrid en un contexto de preocupación por deterioro de la salud pública mundial

Análisis, 27 de agosto de 2024

La preocupación por la sanidad pública tiene dimensiones globales. Con el paso de los años, se sigue configurando como la prioridad en muchos países debido a su impacto directo en la calidad de vida de las personas. La sanidad pública enfrenta desafíos significativos a la par que dispares, que pueden ir desde la gestión de enfermedades crónicas comunes a la gran mayoría de países (como pueden ser la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer) y transmisibles (siendo aún las más prevalentes el VIH/Sida, la tuberculosis, la malaria, la hepatitis o la gripe); hasta la adaptación a los efectos del cambio climático que están impactando en la salud global, como son el aumento de las temperaturas, la contaminación del aire o los desastres naturales. La implementación de nuevas tecnologías de salud (como la telemedicina) está poniendo a prueba la capacidad de los distintos Estados a la hora de ofrecer respuestas más acordes a las necesidades crecientes de los pacientes.

“Y no debemos de olvidar, por supuesto, todo lo que nos enseñó el coronavirus, del que cuatro años después seguimos aprendiendo y que nunca hay que dar nada por sentado. Ha sido un “máster en gestión de crisis” para todos los gobiernos, ha determinado la agilidad y capacidad de unos y otros a la hora de dar una respuesta rápida y efectiva a emergencias de salud pública, como eventuales pandemias, desastres naturales o brotes de enfermedades venideras. La agilidad de un país a la hora de fortalecer su sistema de salud, mejorar la coordinación y asegurar la disponibilidad de recursos esenciales es crucial ante fenómenos inesperados”, apunta Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada (ICGEA).

Deterioro de la sanidad pública, una preocupación mundial

Con independencia del COVID-19, no todos los países han sabido enfrentarse igual al paso de los años, ni a los cambios políticos, ni a los grandes retos de salud pública, lo que ha derivado en que, en gran parte de ellos, se haya producido un deterioro significativo en la calidad de su sanidad pública por diversos factores. Ejemplo de ello es el Reino Unido, donde la sanidad es una de las principales preocupaciones, tal y como se refleja en algunos de los últimos sondeos realizados en el país. La calidad del NHS (Servicio Nacional de Salud) ha ido deteriorándose con el paso de los años, lo que le ha llevado a ser la segunda mayor preocupación para los ciudadanos británicos, justo por detrás de la economía y por delante de la inmigración. Problemas como las largas listas de espera, la falta de personal y los recursos insuficientes son algunos de los retos más acuciantes, haciendo que tenga que enfrentarse a desafíos significativos de cara a los próximos años, especialmente en términos de financiación y personal sanitario. “Muestra de ello es que muchos médicos, así como otros profesionales sanitarios como el colectivo de la enfermería, hayan reportado una disminución en la calidad de la atención debido a la falta de personal y recursos, teniendo que contratar de otros países, y tiempos de espera prolongados para tratamientos y procedimientos”, especifica el Grupo de Trabajo del ICGEA.

Por su parte, aunque el sistema de sanidad pública de Italia (Servizio Sanitario Nazionale) proporciona una cobertura integral y tiene una fuerte base de equidad en la provisión de servicios de salud, enfrenta retos significativos en términos de financiación y disparidades regionales. Las zonas del norte y centro generalmente ofrecen una atención de mayor calidad y cuentan con mejores infraestructuras y tecnología; un desequilibrio hace que muchos pacientes viajen a estas regiones para recibir atención médica. En este punto coincide, en gran medida, con España, donde destacan por su sanidad comunidades como Madrid o País Vasco, en detrimento de otras como Cataluña. Las reformas en curso en Italia y las inversiones en infraestructura buscan abordar estos desafíos y mejorar la calidad y accesibilidad de su atención sanitaria.

En los últimos tres años, la sanidad en Portugal también ha experimentado un deterioro notable, debido a la falta de inversión sostenida en el sistema de salud, llevando al sistema a una escasez crítica de personal médico y de enfermería, lo que ha resultado en tiempos de espera más largos para consultas y procedimientos médicos. Una situación que se agravó con la pandemia de COVID-19 al suponer una presión adicional sobre un sistema ya frágil, haciendo que muchos hospitales y centros de salud operen al límite de sus capacidades. Las condiciones laborales del personal sanitario han empeorado, con aumentos en las horas de trabajo y la falta de incentivos adecuados, provocando un aumento bajas de los profesionales y abandono del sector (atraídos por mejores condiciones foráneas), lo que ha afectado la calidad de la atención. Las listas de espera para cirugías y consultas especializadas se han incrementado considerablemente, dejando a muchos pacientes sin el tratamiento necesario en el tiempo adecuado. Además, la descentralización de la atención primaria, junto con la creciente burocracia, ha dificultado aún más la eficiencia y accesibilidad del sistema de salud, afectando negativamente a la salud general de la población.

Al otro lado del mundo, el deterioro de la sanidad se debe a otros motivos. En países como Estados Unidos, la situación es especialmente compleja por contar con un sistema de salud predominantemente privado. A pesar de tener el mayor gasto per cápita en sanidad, los resultados en términos de salud pública son inferiores a los de otros países desarrollados. La tasa de mortalidad infantil y materna es considerablemente alta (muy por encima de la de otros países desarrollados, con 23,8 muertes por cada 100.000 nacidos vivos en 2020), y el acceso a la atención médica es desigual, con muchas personas enfrentando barreras económicas significativas. Las desigualdades raciales y socioeconómicas también han contribuido a este deterioro.

En otros países, los motivos del deterioro se deben a la gestión política, como ocurre en varios países del Sur de América. Brasil ha experimentado una disminución en la calidad del sistema de salud pública debido a la corrupción, la mala gestión y la falta de inversiones adecuadas. Las políticas sanitarias del presidente Lula da Silva han llevado a una reducción en la disponibilidad y calidad de los servicios de salud, afectando negativamente la salud de la población. En Venezuela, el sistema de salud ha sufrido un deterioro agudo debido a la crisis económica y política que afecta al país. La escasez de medicamentos y suministros médicos, así como la emigración masiva de profesionales de la salud, han llevado a un colapso en los servicios de atención médica, con un aumento progresivo de la mortalidad, junto con el incremento de determinades enfermedades como los casos de malaria.

Potencias mundiales con buena estructura sanitaria pública

Entre las primeras potencias mundiales, algunos de los países con los sistemas de sanidad pública mejor valorados son Suecia, Suiza, Noruega, Alemania, Francia o España, entre otros, dentro de Europa; fuera, Australia o Canadá presentan datos muy favorables. “Países que no solo son potencias globales en términos económicos y políticos, también se distinguen por sus sistemas de salud de alta calidad, accesibilidad y resultados en salud pública. En gran parte de estos países conviven de forma funcional y eficaz la salud pública y privada, con un modelo mixto o ejercen una fuerte apuesta por la colaboración público-privada son los mejor valorados, como ha ido reflejándose en diferentes rankings y análisis publicados en los últimos años”, destaca Jesús Sánchez Lambás.

Suecia es conocida por su sistema de protección social universal, financiado con impuestos, posicionándose entre los mejores sistemas de salud del mundo al ofrecer atención médica muy asequible, una amplia cobertura de servicios de salud, incluyendo atención dental y mental, y acceso a tecnología médica avanzada y tratamientos innovadores. “Es un país que permite que clínicas y hospitales privados operen dentro de su sistema de salud público, financiados por impuestos, pero gestionados de manera privada. Este enfoque ha ayudado a reducir los tiempos de espera y a mejorar la eficiencia en la prestación de servicios de salud”, apuntan desde el ICGEA. Por su parte, Suiza combina un sistema de seguros de salud obligatorio que incluye elementos públicos y privados, y cuenta con una alta calidad en servicios médicos y hospitalarios. Permite la libre elección de proveedores de atención médica, resultando uno de los mejores sistemas de salud del mundo en términos de coste y satisfacción de los pacientes. Un punto en el que coincide con determinadas regiones -que no España en su conjunto- como la Comunidad de Madrid, región con un alto grado de implantación de la libre elección, al igual que sucede en Andalucía, Castilla-La Mancha, La Rioja, Aragón y País Vasco; en el lado opuesto están Extremadura, Murcia, Navarra o Cataluña, donde apenas existe la libre elección.

Otro de los países destacados es Noruega, reconocido por su enfoque en la atención preventiva y resultados de salud sobresalientes, con servicios integrados, incluidos hospitales, atención primaria y especializada, así como acceso a programas de salud pública y prevención de enfermedades. Alemania despunta por su infraestructura sanitaria robusta y un sistema de seguro que garantiza cobertura amplia a sus ciudadanos al disponer de un sistema de salud mixto con seguros públicos y privados, que permite ofrecer a sus ciudadanos cobertura universal con opción de elegir entre varios planes de seguro, una amplia red de hospitales y clínicas con tecnología avanzada, atención de alta calidad en todas las etapas de la vida y una fuerte infraestructura médica y recursos.

Francia ofrece un sistema de salud mixto con alta calidad de atención y acceso universal, situándose entre los mejores gracias a sus servicios bien coordinados y accesibilidad al coexistir hospitales públicos y privados, y en algunos casos, los hospitales públicos son gestionados juntamente con entidades privadas, facilitando la integración de tecnologías y mejora de la gestión. El modelo incluye tanto la atención primaria como la especializada, así como servicios hospitalarios, medicamentos recetados y cuidados preventivos, siendo reconocida por tener altos niveles de satisfacción entre los pacientes debido a la eficiencia y la calidad de los servicios ofrecidos​.

Más allá del viejo continente, países como Canadá destacan por su sistema de salud universal financiado por impuestos y un acceso equitativo a servicios de salud de alta calidad, con atención médica gratuita que garantiza que todos los individuos tengan acceso a servicios médicos sin importar su situación económica, como sucede en España. Cuenta con una amplia gama de servicios de salud y un fuerte enfoque en la salud pública y la prevención de enfermedades, “pero no hay que olvidad que, aunque la mayoría de los servicios de salud siguen siendo públicos, la infraestructura ha sido modernizada en parte gracias a la participación privada”. No obstante, aunque los servicios médicos están cubiertos, los medicamentos recetados pueden no estar totalmente cubiertos, lo que puede generar costes de bolsillo considerables para los pacientes​, afectando al principio de igualdad.

Comparte muchos rasgos con Australia, cuyo sistema de salud pública, conocido como Medicare, proporciona cobertura universal a todos los ciudadanos y residentes permanentes, cubre una amplia gama de servicios, incluyendo visitas al médico, hospitalización, y ciertos servicios de salud mental, “un aspecto cada vez más demandado por la población de todos los países en general y que forma parte de la agenda de la mayor parte de las propuestas políticas. También de España, país que, en este punto, necesita aprender mucho de otros para gestionar los recursos económicos y humanos destinados al bienestar emocional de sus habitantes”. El modelo de Australia que combina la financiación y la gestión privada con la supervisión pública le hace tener hoy una infraestructura sanitaria moderna y actualizada, acorde a las necesidades de sus habitantes.

España como modelo sanitario ejemplar

España sigue entre los países de cabecera con los mejores sistemas de sanidad pública a nivel mundial. Así se contrasta en los rankings y estudios nacionales e internacionales que reflejan la efectividad y eficiencia del sistema de salud español. De acuerdo con Jesús Sánchez Lambás, “contamos con un modelo de atención integral y accesible que se distingue por su eficiencia y cobertura universal, que nos hace ser reconocidos por tener un acceso universal, buena calidad de la atención y capacidad para ofrecer servicios médicos a toda la población”. Resalta, de forma particular, a Madrid, comunidad que destaca por su sistema sanitario diferenciado que combina recursos públicos y privados para ofrecer una atención de alta calidad. “Madrid despunta por su sistema sanitario diferenciado, que apuesta por un modelo de colaboración público-privado para ofrecer una atención de alta calidad que le ha permitido posicionarse como una región con un sistema de salud robusto y eficiente, a pesar de los desafíos globales que enfrentan otros sistemas de salud”.

El Grupo de Trabajo del ICGEA señala que apostar por un modelo de colaboración público-privado en la sanidad española, y en tantas otras facetas o servicios públicos de un estado moderno, en su conjunto, en todas las comunidades, como hace ahora Madrid fundamentalmente, puede ofrecer importantes beneficios a los usuarios y a los contribuyentes, como mejorar la calidad de los servicios y la satisfacción de los ciudadanos al permitir la optimización de los recursos, la mejora de la eficiencia y la reducción de costes. “Sin olvidar tres aspectos cruciales que, a menudo, se obvian cuando se amenaza con desprivatizar determinados servicios o romper con colaboraciones ya establecidas. En primer lugar, el modelo público privado propicia la sostenibilidad del sistema al aliviar la carga financiera del sector público al permitir una mejor planificación y distribución de los recursos a largo plazo​. En segundo lugar, mejora los tiempos, ya que el derivar pacientes a instalaciones privadas cuando el sistema público está saturado permite reducir las esperas, mejorando así el acceso y la satisfacción de los ciudadanos​. Y tercero, ofrece mayor flexibilidad y adaptabilidad frente a cambios y emergencias, como se ha visto durante la pandemia de COVID-19, que ha demostrado que la colaboración de ambos sectores hace que el sistema de salud se adapte más rápidamente a situaciones cambiantes y necesidades emergentes​”.

La preocupación por la sanidad pública es una constante a nivel mundial, con realidades diversas dependiendo del país y su modelo de atención. España, con su modelo de atención integral y eficiente, se posiciona como un referente global en sanidad pública.

SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA

Institución de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precedentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.

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