La presidenta de Taiwán, la soberanista Tsai Ing-wen, reiteró recientemente su apoyo al mantenimiento del status quo a través del Estrecho de Taiwan. Además, en un discurso con motivo de la celebración del Doble Diez, que recuerda la proclamación de la República de China en 1912, señaló que esa República de China y la República Popular China "no deben estar subordinadas la una a la otra”. Esto dio pie a algunos a señalar que dicha afirmación podría ser interpretada por Beijing como que las dos partes son “países separados”, lo que podría agudizar aún más las tensiones en el estrecho de Taiwán. El nuevo líder del Kuomintang, Eric Chu, ha dicho que el citado discurso de Tsai Ing-wen es “inconstitucional y pretende cambiar el statu quo para conseguir la independencia”. El conflicto chino-taiwanés tiene repercusiones mundiales y ha sido objeto de análisis por parte de un grupo de especialistas del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.
En este clima de controversia, el Ejército de China continental publicaba un video en la red social Weibo de sus tropas practicando simulacros de desembarcos y realizando "tareas de combate en diferentes etapas" en playas de la provincia de Fujian, frente a Taiwán.
Unos días antes, el ministro de Defensa de Taiwán, Chiu Kuo-cheng, declaraba que las tensiones de la isla con Beijing están en su peor momento en 40 años, advirtiendo del riesgo de un ataque accidental entre las dos partes. Los comentarios se produjeron después de que China enviara un número récord de aviones militares a la zona de defensa aérea de Taiwán.
Otros datos analizados por los expertos del Instituto Coordenadas abundan en el peligroso escenario. Las autoridades estadounidenses, firmes aliadas de la isla, decidieron ampliar la cooperación militar con Taiwán enviando a la zona una poderosa agrupación naval encabezada por un portaaviones. Además, se reveló que una unidad de operaciones especiales de la Infantería de Marina de EE.UU. ha estado operando en secreto en Taiwán para entrenar a las fuerzas militares desde hace un año. Ante estos desarrollos, surgen preocupaciones de un posible conflicto en torno a la isla, que podría implicar la confrontación directa entre tropas estadounidenses y chinas.
El ministro de Defensa taiwanés, Chiu Kuo-cheng, confirmó un informe según el cual el jefe del Ejército de Taiwán se encuentra en Estados Unidos como parte de un programa anual de intercambio entre los ejércitos de ambas partes. El United Daily News citó una delegación de hasta ocho altos oficiales del Ejército.
¿Cómo se interpreta todo esto desde el otro lado del Estrecho?, se interrogan los analistas del Instituto Coordenadas. Los actos provocadores de las autoridades de Taipéi que buscan la "independencia de Taiwán" son la causa de raíz de las tensiones entre ambos lados del estrecho y representan la mayor amenaza para la paz y la estabilidad de la región, se asegura en los medios oficiales. La situación a través del Estrecho se dirige a un punto álgido sin precedentes, reiteran.
A la ruptura del diálogo se suma el hecho de que China y Estados Unidos han perdido gran parte de su capacidad de coordinación estratégica. Todos parecen prepararse para lo peor y el espacio de maniobra para apaciguar las aguas es casi nulo, dicen los más pesimistas.
Recuérdese que la isla de Taiwán se autogobierna con una administración propia desde 1949, cuando el general Chiang Kai-shek (1887-1975) se refugió allí tras ser derrotado en la guerra civil con los comunistas de Mao Zedong.
En la década de 1980, imaginando la reunificación del país, Deng Xiaoping, propuso la política de "Un país, dos sistemas", que comprendía la coexistencia de los modelos políticos y económicos de China continental y ciertos territorios que reivindicaba como Hong Kong, Macau o Taiwán.
Bajo el liderazgo actual de Xi Jinping, cuando Hong Kong se ha convertido en un problema para la estabilidad del país, a Beijing le urge cerrar esta “herida”, entre otros para prevenir lo que califica de “intentos de las fuerzas extranjeras de apoyar las aspiraciones independentistas”. Este enfoque es rechazado de plano por las autoridades de Taiwán.
La reciente agudización de las tensiones se debe, en buena medida, al aumento de las discrepancias geopolíticas entre China y EE.UU. A medida que esta confrontación se intensifica, el equilibrio de poder alrededor de Taiwán está cambiando drásticamente hacia una nueva fase peligrosa.
Para calmar las aguas, Joe Biden se apresuró a asegurar la existencia de un compromiso con su homólogo chino, Xi Jinping, a propósito de Taiwán, pero los términos de este entendimiento no están del todo claros.
Las enormes discrepancias en sus políticas a través del estrecho y la falta de comunicación hacen que exista una desconfianza estratégica mutua entre Taiwán y China continental, lo que podría alimentar aún más la escalada de hostilidad entre ambos.
De hecho, si la situación no mejora, al contrario, bien podría escalar más. Los soberanistas en la isla están decididos a buscar la "secesión" frente al objetivo final de China continental que es la reunificación nacional. Entre las dos metas, hay poco espacio para el compromiso.
Chao Chun-shan, profesor honorario de estudios sobre China en la Universidad de Tamkang, sugirió que Taipéi y Beijing deberían establecer un mecanismo de gestión de crisis para evitar la sospecha estratégica mutua causada por la falta de canales de comunicación.
Pero no todos lo ven tan negro. El profesor de la Universidad Nacional de Defensa, Ma Chen-kun, ha dicho que no existe peligro real de guerra en el Estrecho, y augura que la tensión no seguirá subiendo, aunque sí se mantendrán las incursiones y los ejercicios militares de rodeo a la isla.
Para el profesor Ma, el objetivo último de las incursiones militares continentales es reducir el grado de profundidad de la defensa por parte del ejército taiwanés y apunta que Beijing persiste en tres mensajes clave: China continental no va a invadir militarmente Taiwán; el gobierno taiwanés no debe traspasar las líneas rojas de Beijing; y las relaciones del Estrecho deben desarrollarse pacíficamente.
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