Reforma del G20

La gobernanza económica global y la reforma del G20

Análisis, 03 de septiembre de 2024

El G20 se define a sí mismo como el principal foro multilateral para la cooperación económica internacional. Y si nos atenemos a los datos es, indudablemente, cierto: agrupa a 19 países, además de la Unión Africana y la Unión Europea, concentrando el 85% de la economía, el 75% del comercio y el 67% de la población mundial. Actualmente, la presencia rotatoria la ostenta Brasil. El año próximo pasará el testigo a otro país BRICS, Sudáfrica.

Surgido en 1999 y consolidado en 2008, el G20 reúne a las principales economías desarrolladas y emergentes para discutir políticas económicas y financieras. Sin embargo, la distribución del poder dentro del grupo ha sido objeto de críticas por no reflejar adecuadamente el peso económico y político actual de todas sus naciones miembros. La reforma del G20 busca adaptar este foro internacional a los desafíos globales contemporáneos, ampliando su representatividad y eficacia.

Propuestas de reforma suscriben la inclusión de más países en vías de desarrollo, para asegurar una voz más equitativa en las decisiones globales. Además, se sugiere una mayor institucionalización, con mecanismos permanentes que garanticen la implementación y seguimiento de sus acuerdos. También se enfatiza la necesidad de abordar no solo cuestiones financieras, sino también temas como el cambio climático, la desigualdad y la salud global, reforzando su rol como foro central para la cooperación internacional en múltiples frentes.

La agenda de Brasil

Durante su presidencia, Brasil ha impulsado la idea de gravar las fortunas de los multimillonarios con un 2 por ciento anual. Eso reportaría ingresos adicionales de entre 200 y 250 mil millones de dólares, que podrían emplearse para combatir la pobreza y el cambio climático. La propuesta brasileña de un impuesto mínimo para los superricos fue elaborada por el economista francés Gabriel Zucman, quien contó que la idea de presentarla en el G20 surgió el pasado febrero. En el Foro Económico Mundial de Davos hubo demandas similares, formuladas en parte por algunos multimillonarios.

Brasil se propone concretar la propuesta en la cumbre del G20 de noviembre, en Río de Janeiro. En el caso del impuesto mínimo global a las empresas, los preparativos tomaron cerca de diez años. Será difícil de llevar a la práctica ahora en un escenario global tan volátil. Un acuerdo en el marco del G20 crearía presión sobre el resto del mundo para introducir paso a paso ese impuesto pero las mayorías no están claras. Sería importante que algunos países grandes tomaran la delantera. Al parecer, nadie se opone, todos se muestran dispuestos a cooperar ante lo evidente de los datos: la carga tributaria de la clase media en cualquier país europeo, por ejemplo, está muy por encima de la de los superricos.

De igual manera que para Brasil un avance en la justicia social global sería un gran paso para posicionarse como actor global, para Sudáfrica, lograr avances sugieren que el G20 podrá alcanzar algunos objetivos para el próximo año. Ha habido muchos debates sobre la incapacidad de los acuerdos actuales para abordar adecuadamente retos mundiales como el clima, la salud pública, la desigualdad, la pobreza y la digitalización. Sin embargo, las reformas en las políticas como en la gobernanza económica mundial afrontan momentos complejos.

No hay necesariamente un acuerdo sobre cómo priorizar esos retos. Y las opiniones de los Estados desarrollados que dan prioridad a cuestiones como las emisiones de carbono, dominan los debates. Por ejemplo, el Banco Mundial destaca el hecho de que, en el ejercicio financiero de 2023, aumentó los fondos prestados para proyectos vinculados a cuestiones climáticas en más de un 20% y destinó el 41%  de sus préstamos al clima.

No obstante, entre los países receptores la realidad es otra bien diferente:  el clima ocupa el puesto número 11 en la lista de prioridades. La salud, la educación, la agricultura y la seguridad alimentaria, y el agua y el saneamiento ocupan puestos mucho más altos.

Dos urgencias apremiantes

La primera urgencia se refiere a la reforma del FMI (Fondo Monetario Internacional); la segunda, a la relación entre las organizaciones internacionales y sus Estados miembros.

La necesidad de reforma del FMI es una demanda de larga data. Anticipándose, está adaptando sus operaciones para hacer frente a los impactos macroeconómicos de cuestiones como el clima, el género y la desigualdad. Pero para muchos es insuficiente.

Una preocupación mayoritaria está relacionada con el hecho de que los países en desarrollo gastan más en el servicio de deuda externa que en sanidad y educación. Esto socava sus esfuerzos para hacer frente al cambio climático, la desigualdad y los objetivos de desarrollo sostenible.

Por otra parte, urge proponer formas de garantizar que la estructura y las funciones de las instituciones sean a la vez respetuosas con la soberanía de los Estados y adecuadas a las responsabilidades que las instituciones están asumiendo. Esa recaudación de un impuesto mundial sobre la riqueza para el desarrollo podría ser un ejemplo a utilizar.

El tiempo de Sudáfrica

Durante su año al frente del G20, Sudáfrica tendrá que organizar una cumbre de jefes de Estado y de gobierno, así como preparar y presidir cientos de reuniones de ministros y otros funcionarios, originarios de los miembros del G20, de países invitados y de organizaciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

Las reuniones se centrarán en cuestiones como los desafíos a los que se enfrenta la economía mundial y  la disyuntiva de si los actuales acuerdos de gobernanza económica mundial son capaces de responder a ellos de forma eficaz.

El tiempo pasa y la capacidad de reacción se ve cada vez más lastrada por unos imperativos geopolíticos al alza que amplifican lo ingente de la tarea.

SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA

Institución de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precedentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.

NOTA DE INTERÉS: La información de este comunicado de prensa es un resumen de interés público proveniente de trabajos de análisis e investigación; de grupos y sesiones de trabajo de expertos y/o producción de artículos científicos del Instituto Coordenadas para la Gobernanza y la Economía Aplicada. Los papeles de trabajo y documentos originales y completos son de uso interno y de titularidad exclusiva del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.