El tamaño de las empresas españolas, un lastre innecesario para la economía
Análisis, 22 de diciembre de 2015
En mundo de la empresa, el tamaño también importa. Una de las asignaturas pendientes del paquete de reformas del gobierno Rajoy, desarrollado durante la legislatura que acaba de finalizar, y una de las mayores debilidades de la economía española, hace referencia al tamaño del mapa empresarial español en donde las pymes se convierten en protagonista de su tejido hasta el extremo de que, según estudios publicados por el Círculo de Empresarios o Fedea, si el tamaño medio de las empresas españolas se acercase al de otros países de su entorno, como Alemania o Reino Unido, el PIB español crecería entre un 13 y un 15%.
De acuerdo con las últimas cifras oficiales conocidas, en España hay más de 3.114.000 empresas, de las cuales el 99,88% son pymes. En concreto, las microempresas de hasta 9 empleados, suponen el 95,8% del total de empresas, 3,4 puntos por encima de la estimación disponible para el conjunto de la UE (92,4%).
A partir de ese dato, ninguno de los parámetros analizados sobre esta atomización del mapa empresarial español resulta favorable para capítulos tan trascendentales para el futuro de la economía como el empleo, la productividad o la innovación.
Un dato a considerar: las microempresas españolas representan el 41% del empleo y no alcanzan ni la mitad de la productividad por empleado de las más grandes.
La mayoría de los estudios realizados coinciden en señalar que una parte importante del retraso español en productividad tiene que ver con el tamaño empresarial, que nos aleja de los estándares europeos o, más concretamente de Alemania, en donde el 17,7% de sus empresas son pymes, el 76,5% son micropymes y el 5,8% son grandes empresas. Ítem más, en España el 38,5% de los empleos son debidos a las micropymes, mientras que la media de la UE es del 29,5%.
La coincidencia entre los expertos es absoluta: las empresas más grandes son más intensivas en capital físico, humano y tecnológico; son más propensas a exportar; acceden más fácilmente a financiación; son más innovadoras y tienen más capacidad para desarrollar procesos de I D. En definitiva, más productivas y más resistentes a las crisis económicas. Aunque resulten imprescindibles, ninguno de los conceptos que sostienen a las grandes economías modernas encuentra en las pymes y micropymes, un terreno receptivo para hacer frente al futuro.
Sin embargo, no resulta fácil en España modificar el mapa empresarial y que se produzca el salto de pequeñas empresas a medianas y grandes y hay sobradas razones para explicar este fenómeno, como puedan ser la escasa dotación y reducida formación del capital humano, la baja intensidad del capital tecnológico, la baja calidad de la gestión empresarial y el poco propicio marco regulatorio, asunto éste último, al que los últimos gobiernos no han sabido hacer frente.
No es ajena a esta situación la proverbial tendencia de las administraciones públicas al exceso de intervencionismo o, si se quiere, de la regulación y, en este sentido, la OCDE muestra una clara relación inversa entre regulación y tamaño: a mayor regulación, mayor es el número de empresas pequeñas. Verde y con asas; resulta imprescindible avanzar hacia un marco normativo más simple que facilite el crecimiento y desarrollo de la empresa pequeña, aunque, año tras año, se demuestre que no es lo más probable.
Y de ese problema dan cuenta los expertos que ponen de manifiesto que el actual marco legislativo español, lejos de fomentar el crecimiento y desarrollo de las empresas, es perverso, dado que fomenta el no desarrollo de las mismas. Así, las empresas se benefician de incentivos por su reducido tamaño, como lo demuestra la liquidación trimestral y no mensual del IVA, la no obligatoriedad de presentar Estados Financieros auditados, la posibilidad de presentar Cuentas Anuales Abreviadas o el pago fraccionado del Impuesto de Sociedades.
Post-it
Una empresa se considera pyme si cumple con la definición recogida en la Recomendación de la Comisión 2003/361/CE de 6.5.03. Así, debe ocupar a menos de 250 personas y tener un volumen de negocios anual no superior a los 50 millones de euros, o cuyo balance general anual no excede de 43 millones de euros.
Adicionalmente, en la categoría de pyme, se define a una empresa pequeña como aquella que ocupa a menos de 50 personas y cuyo volumen de negocios anual, o cuyo balance general anual no supera los 10 millones de euros. A su vez, dentro de la categoría de pyme se define a una microempresa como una empresa que ocupa a menos de 10 personas y cuyo volumen de negocios anual, o cuyo balance general anual no supera los 2 millones de euros.