Aunque posteriormente “desautorizado” por el vicepresidente de la Comisión Europea (CE) para el Euro y el Diálogo Social, el letón Dombrovskis, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, el francés Moscovici, en rueda de prensa posterior a la reunión del Eurogrupo, saltándose al Colegio de Comisarios, denunciaba que España incumplirá los objetivos de reducción del déficit público marcados por la Unión Europea, a la vista del proyecto de presupuesto para el próximo ejercicio y con consecuencias incluso para el gobierno que resulte de las elecciones generales.
El anuncio suponía tanto como poner en duda la credibilidad del gobierno español, algo que no gustó al ejecutivo de Rajoy, que denunció la fiabilidad de los análisis de la Comisión Europea, aunque cierto es que hay antecedentes en ese sentido. Sin embargo, la queja por el trato dado por Moscovici tiene todo su sentido por cuanto afecta a la confianza de España y pone en duda la seriedad de su gobierno. Francia, por el contrario, recibe un trato exquisito en este sentido por parte de la Comisión y ésta se viene equivocando a la baja, desde hace tiempo, sobre las previsiones de crecimiento de la economía española.
Partiendo de la base de que las divergencias sobre el déficit entre Madrid y Bruselas tienen su origen en las distintas previsiones de crecimiento de España para 2015 y 2016, en donde siempre Bruselas ha ido a remolque de la realidad, son varios los capítulos en donde se producen desviaciones que llevan a unos y otros a conclusiones distintas: Bruselas considera que el déficit del conjunto de las administraciones públicas españolas se situará este año en el 4,5% del PIB en lugar del 4,2% comprometido, mientras que la desviación para el año que viene sería mayor, con una previsión del 3,5% frente a un objetivo del 2,8%. Por su parte, el FMI, tercero en discordia, sitúa el déficit presupuestario de España en el 4,4% en 2015 y en el 3,2% en 2016.
Según un informe de AFI, las claves que conducen a la divergencia en materia de déficit denunciada por Moscovici, giran en torno a los parámetros siguientes:
- El déficit del Estado, a finales de agosto, se sitúa ocho décimas por debajo del registrado en el ejercicio anterior, lo que conduce a estimar un déficit a final de año de 2,8%, una décima mejor que el objetivo marcado.
- Los ingresos tributarios crecen un 4,9% interanual, mientras el ajuste del gasto no financiero del Estado también se redujo en agosto un -1,2% interanual debido, básicamente, a la evolución de los gastos corrientes.
- Para las CCAA, aunque están reduciendo su déficit, les resulta del todo punto inalcanzable conseguir su objetivo individual, fijado en el 0,7% del PIB.
- Donde se concentra la mayor discrepancia entre Madrid y Bruselas