Hace dos años, los medios de comunicación de medio mundo cedieron sus portadas a un serio problema que estuvo a punto de paralizar la Administración Obama. Se trataba del Fiscal Cliff (abismo fiscal) que, trascurrido los dos años de vigencia de los acuerdos entre demócratas y republicanos, vuelve a emerger en el panorama económico norteamericano y a generar incertidumbre.
Las discrepancias en torno a las prioridades de política fiscal en EEUU, que tantas dudas generaron entre 2012 y 2013, han estado al margen de las preocupaciones económicas centrales de los últimos dos años, gracias a los acuerdos que se alcanzaron en diciembre de 2013 (un presupuesto por dos años y una suspensión temporal del límite de deuda). Además, el hecho de que el ciclo económico haya reducido por sí solo el déficit público, ha permitido retrasar en la agenda política unas reformas estructurales que siguen siendo necesarias.
Al término del periodo de dos años, el último trimestre de 2015 se erige en protagonista al volver a ser imprescindible que se alcancen acuerdos políticos en varios ámbitos fiscales, para evitar el abismo fiscal y sus graves consecuencias sobre la economía con especial incidencia en cuatro aspectos:
- El techo de deuda volvió a estar activo en marzo de este año y, si no se amplía dicho límite, el Tesoro estima que durante la segunda mitad de noviembre se quedarán sin liquidez y el gobierno dejaría de atender sus obligaciones de pago, pudiendo producirse impago en el servicio de la deuda.
- En relación al presupuesto para ejercicio fiscal 2015-2016, existe una prórroga de gastos hasta el 11 de diciembre, así pues, antes de esa fecha, se necesita otro acuerdo. En principio, tanto republicanos como demócratas tienen interés en alcanzar un pacto que abarque el actual ejercicio fiscal y el siguiente, para evitar tener que negociar, en fechas próximas a las elecciones presidenciales de noviembre del año que viene, aunque no se prevé unas negociaciones fáciles.
- El Highway Trust Fund que financia la construcción de infraestructuras de transporte en EEUU, no atraviesa por sus mejores momentos, ya que sus ingresos principales provienen de un impuesto sobre el consumo de gasolina, cuya recaudación viene declinando desde hace años (por el descenso en el uso del coche y el aumento del parque de vehículos que usan otras fuentes de energía) y no es suficiente para cubrir los gastos. El Congreso ha venido haciendo transferencias a dicho fondo para equilibrar el presupuesto, pues está prohibido que incurra en déficit y la última autorización de gasto expira el 29 de octubre, fecha a partir de la cual se dejarían de aprobar nuevos proyectos. Si no se hace nada en mayo de 2016, el fondo será insolvente.
- La renovación de los incentivos fiscales en el impuesto de sociedades, que expiraron a finales de 2014, se espera que se renueven con carácter retroactivo, por lo que hasta ahora no han afectado a las decisiones de las empresas. Si ello no sucede antes de que acabe 2015, a principios de 2016 las empresas tendrán que elaborar los calendarios de pagos de impuestos de acuerdo con la nueva ley y ello afectará a las decisiones de inversión de las mismas.