Deshojando la margarita de las patentes

La sociedad internacional confía en las vacunas como la vía más rápida e idónea para superar la actual pandemia ya que permiten inmunizar a la población y acelerar la recuperación económica. Los avances en ese sentido, con ser muy relevantes, tanto en la oferta disponible como en su dispensación, ofrecen un balance desigual a la vista de los problemas originados en su distribución, agravando la brecha entre países ricos y pobres. ¿Es la suspensión de las patentes la solución? El Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada ha pedido a un grupo de expertos que analicen esta cuestión y proponer una serie de consideraciones y claves para comprender el alcance de esta cuestión.

La representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, anunció el miércoles 5 de mayo que el Gobierno de Joe Biden apoyaba el levantamiento de la protección de patentes para las vacunas COVID-19, asegurando que participaría en las negociaciones con la Organización Mundial del Comercio (OMC) para tal fin. El aviso causó un gran impacto en el mundo. Tedros Adhanom Ghebreyesus, jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), calificó el pronunciamiento de "histórico" y apuntó que marcaba "un hito en la lucha contra la COVID-19".

Sin embargo, no todos fueron halagos. La Unión Europea se mostró abierta a discutir y apoyar la medida, mientras Alemania y Suiza expresaron su oposición pública, así como otros países desarrollados. Por su parte, Rusia y Francia se mostraron positivas. También China. No obstante, la situación actual es muy complicada, señalan los expertos convocados por el Instituto Coordenadas. Hasta ahora, recuerdan, los Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y Japón habían bloqueado estas propuestas, fundamentalmente lideradas por India y Sudáfrica, para legalizar que los fabricantes produzcan versiones genéricas de las vacunas COVID-19.

Hay un cambio perceptible, pero ¿será suficiente? La administración Biden solo realizó un gesto político. Para que se llegue a implementar el acuerdo, se necesita el visto bueno de los 164 miembros de la OMC. Los principales fabricantes de vacunas no solo tendrían que compartir su tecnología básica, sino también la técnica necesaria. Para ello, Washington deberá dejar sin efecto la restricción a la exportación de materias primas y este proceso será largo y difícil.

No solo países productores de vacunas como los citados Alemania y Suiza se oponen a la propuesta, las farmacéuticas occidentales también están en desacuerdo. Sin apoyo legal y con solo el Ejecutivo, Joe Biden no puede hablar por las empresas estadounidenses, ni mucho menos por las europeas. De encontrar cualquier resistencia, no podrá avanzar. Y, siendo realistas, es lo más probable, concluyen los analistas del Instituto Coordenadas.

El problema real y más urgente estriba en aumentar la producción y mejorar la distribución de las vacunas para que ningún país se quede atrás y todos puedan salir a la vez de este trance. En este contexto, la directora del FMI, Kristalina Gueorguieva, reclamó mayor transparencia en los procesos de producción porque actualmente no se sabe “cuánto se produce, dónde, qué contratos hay, cuál es el calendario de distribución”… Y recordó que en el G20 muchos países están apostando por una mayor transparencia para que se produzcan las vacunas más rápido, también en países en desarrollo. El FMI insiste en que “eliminar los obstáculos para la producción y distribución de vacunas es esencial”, porque la aceleración para acabar con la pandemia de COVID-19 “podría agregar casi 9 billones de dólares al producto interior bruto mundial en 2025”.

Los investigadores se apresuran a señalar que una exención de patentes que cubra todos los aspectos de las vacunas COVID-19 sería solo el primer paso para aumentar el suministro de vacunas. Los siguientes deberían ser: transferir el conocimiento sobre cómo hacerlos y una inversión masiva en capacidad de fabricación.

Por otra parte, señalan los expertos del Instituto Coordenadas, los fabricantes de medicamentos y otros que se oponen a la medida dicen que las exenciones sabotean las enormes inversiones de las empresas en el desarrollo de medicamentos y vacunas, que se ven compensadas por su capacidad para fijar el precio de los productos de su exclusiva propiedad. Normalmente, las patentes recompensan a las empresas farmacéuticas al proteger sus invenciones de la competencia de los genéricos durante un tiempo limitado; las patentes estadounidenses sobre medicamentos suelen durar 20 años.

Las compañías farmacéuticas no son las únicas que se oponen a la medida. El filántropo de salud global y cofundador de Microsoft, Bill Gates, se opone también a las exenciones de propiedad intelectual, diciendo que los fabricantes de genéricos no podrían aumentar la producción rápidamente y que la calidad de la vacuna podría verse comprometida. Los defensores de la exención no están de acuerdo y señalan que los fabricantes de genéricos han estado suministrando al mundo vacunas y medicamentos de alta calidad durante años. Advierten igualmente que los contribuyentes ayudaron a pagar la factura del desarrollo de varias vacunas COVID-19 y, por lo tanto, la afirmación de que las empresas farmacéuticas deben recuperar todos los costos es injusta, especialmente durante una crisis. Sin embargo, también se deben abordar otros obstáculos, como asegurarse de que la distribución sea equitativa.

En opinión de los analistas del Instituto Coordenadas, una vez que Washington apoyó la medida, pasó de ser un país egoísta que acaparaba todas las dosis a su alcance para atender a su propia población antes que a nadie, a uno imbuido de un alto liderazgo moral. Esta magia comunicativa contrasta con otros datos empíricos que conviene conocer: Europa es el continente más generoso en materia de dosis, que ha enviado a los países más frágiles. La UE exporta casi el 50% de las dosis de vacunas producidas en su territorio, lo que ya ha permitido la entrega de unos 200 millones de dosis.

Por su parte, la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA), que consideró “decepcionante” el apoyo expreso del presidente estadounidense Joe Biden, a la suspensión de las patentes, ha sido categórica al asegurar que no aumentará la producción de dosis, reclamando un diálogo pragmático y constructivo con el sector privado.

Mostrándose a favor de garantizar que las vacunas se compartan de forma rápida e igualitaria en todo el mundo, alerta de que una suspensión (de patentes) es una solución simplista y equivocada a un problema muy complejo. Y apunta que la transferencia de tecnología es un vehículo preferible para aumentar la producción de vacunas en lugar de una suspensión de los derechos de propiedad intelectual, recordando que se han firmado más de 200 acuerdos de ese tipo para expandir la fabricación de esos fármacos contra la pandemia.

¿Debe prevalecer sobre cualquier otro el derecho a la salud de las personas con independencia de su país de origen? Se preguntas los expertos convocados por el Instituto Coordenadas. El reto está ahí: un puñado de países ricos tienen ya vacunada a cerca de la mitad de su población, mientras la gran mayoría de las naciones pobres apenas empezó a aplicar las primeras dosis. No se trata de un problema exclusivamente ético. El tiempo, en un contexto pandémico, juega en contra de la posibilidad de hallar una salida debido a que, en la medida en la que el virus siga reproduciéndose, las mutaciones son cada vez más frecuentes y amenazan la efectividad misma de las vacunas.

SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA

Institución de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precedentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.

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