Aunque la versión oficial del Consejo Europeo hacía hincapié en que la Unión Europea había llega a un acuerdo con Cameron para evitar el “Brexit”, lo cierto es que el primer ministro británico había conseguido, una vez más, un nuevo diseño a la carta de la UE, en la que primaban sus intereses sobre los que los europeístas consideran pilares fundamentales de la construcción de Europa.
La cumbre en la que Cameron logró un estatus especial para el Reino Unido en la Unión, fue escenario de ásperos debates, especialmente relacionados con el libre movimiento de trabajadores, protagonizados por representantes de países como Polonia o Grecia, en defensa de sus intereses.
El presidente español, como si la cumbre no fuera con él ni con España, decidió ausentarse de la mesa de negociación e irse a fumar un puro mientras contemplaba el Manneken Pis.