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Avances y desafíos en cáncer: la urgencia de garantizar el acceso a la innovación
Análisis, 11 de febrero de 2025
En el marco del Mes de Sensibilización sobre el Cáncer, el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada (ICGEA) ha realizado un análisis sobre los principales retos que enfrenta la Oncología en la actualidad. Desde los tumores más diagnosticados hasta aquellos con menor supervivencia, el informe pone el foco en la necesidad de continuar impulsando la investigación y mejorar el acceso a la innovación, así como en los avances terapéuticos recientes y donde existen aún urgencias médicas por cubrir.
“El cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, con más de 10 millones de fallecimientos anuales según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque se han producido avances significativos en inmunoterapia, medicina personalizada y terapias dirigidas, entre otros, millones de pacientes aún no tienen acceso a tratamientos que podrían mejorar sus vidas e incluso salvarlas. Y esto es así debido, principalmente, a retrasos en las aprobaciones y a las barreras económicas y regulatorias”, señala Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del ICGEA.
El tiempo es un factor crítico en Oncología, y cada día de retraso en la aprobación y financiación de un tratamiento repercute en el paciente en meses, cuando no en años de retraso en la terapia y puede marcar la diferencia en la supervivencia. "Cada avance en oncología pierde impacto si no se traduce en un acceso rápido y equitativo para los pacientes. No podemos permitir que el lugar de residencia o la burocracia sean factores determinantes en la supervivencia de una persona con cáncer. Son pacientes que no pueden esperar", subraya el Grupo de Trabajo del ICGEA.
El gran reto: el retraso en la aprobación de fármacos oncológicos
Uno de los mayores desafíos en la lucha contra el cáncer es la desigualdad en el acceso a los fármacos innovadores. Según datos del último informe de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (EFPIA), el tiempo medio de disponibilidad de un fármaco oncológico -es decir, el número de días transcurridos entre la autorización de comercialización y la fecha en que está disponible para los pacientes en los países europeos- en España es de 701 días desde que es aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), mientras que, en Alemania, el tiempo es de solo 38 días. “Unos datos que ponen en evidencia que existe una gran inequidad en el acceso entre los diferentes países europeos y sitúan a España en uno de los peores puestos”, señalan.
Esto significa que, mientras en algunos países europeos los pacientes pueden recibir un tratamiento innovador para el cáncer en apenas tres meses tras su aprobación, en otros pueden esperar hasta dos años. Un retraso que es aún más crítico en cánceres agresivos como el glioblastoma, el cáncer de páncreas o el cáncer de pulmón metastásico, donde cada mes sin tratamiento reduce drásticamente la supervivencia, sufriendo la patología con todas sus desastrosas consecuencias.
A esto se suman barreras económicas y regulatorias que hacen que, incluso cuando un fármaco ha sido aprobado, no todos los pacientes puedan acceder a él. Un claro ejemplo es el caso de las terapias CAR-T, que han revolucionado el tratamiento de cánceres hematológicos como el linfoma B difuso de células grandes o el linfoma de células del manto en España, pero que siguen sin estar disponibles para muchos pacientes con otros cánceres hematológicos debido a la falta de investigación, al elevado coste o la lentitud en su financiación en los sistemas de salud pública. “El cáncer no espera. Cada retraso en la aprobación de un fármaco significa pacientes que sufren y mueren con la certeza de que un tratamiento existe, pero no está a su alcance”, alertan desde el ICGEA.
Una estrategia global para mejorar el acceso a los tratamientos oncológicos
Garantizar que los avances en oncología lleguen de manera rápida y equitativa a los pacientes es un reto urgente que requiere una estrategia global basada en tres pilares fundamentales. En primer lugar, es imprescindible reducir los tiempos de aprobación de los nuevos tratamientos. Para ello, se deben establecer mecanismos de autorización acelerada que permitan la incorporación ágil de fármacos y tratamientos con un alto impacto en la supervivencia. Asimismo, resulta clave optimizar los procesos de evaluación y reembolso en los sistemas de salud pública, evitando demoras burocráticas que pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte para muchos pacientes.
El segundo pilar es asegurar un acceso equitativo a la innovación oncológica. Los tratamientos no pueden estar condicionados por la capacidad económica de los pacientes ni por las diferencias entre sistemas sanitarios. Para ello, es crucial desarrollar modelos de financiación flexibles que permitan la inclusión rápida de nuevos medicamentos en la cartera de prestaciones sanitarias, asegurando que todos los pacientes puedan beneficiarse de los últimos avances científicos, independientemente de su lugar de residencia o situación económica.
El tercer pilar, imprescindible, consiste en reforzar la inversión en investigación traslacional para que los avances en los laboratorios se traduzcan en beneficios reales para los pacientes en el menor tiempo posible. Para ello, es necesario fortalecer la colaboración entre la industria farmacéutica, los hospitales y las agencias reguladoras, de manera que se agilicen los procesos de desarrollo y aprobación de fármacos sin comprometer la seguridad y la eficacia. "No podemos permitir que la innovación en oncología se quede en el laboratorio. La rapidez en la aprobación y la equidad en el acceso deben ser una prioridad en las políticas sanitarias, para hacer efectivo el derecho constitucional a la salud", puntualiza Jesús Sánchez Lambás.
Avances en investigación oncológica y necesidades urgentes
El análisis del Instituto Coordenadas ha identificado algunos de los tipos de cáncer en los que la innovación está transformando el tratamiento en los últimos años, así como aquellos que aún presentan importantes desafíos.
Uno de los mayores avances en los últimos años ha sido en los cánceres de mama metastásico HR+/HER2- y triple negativo metastásico, donde la aprobación de sacituzumab govitecán ha supuesto un cambio de paradigma para pacientes con opciones muy limitadas. En España, ya es una realidad, aunque la equidad territorial sea el nuevo desafío al que hacer frente. “Si algo está claro es la necesidad de seguir investigando para avanzar en líneas de tratamiento precoces y mejorar, aún más, tanto la calidad como la supervivencia de los pacientes”, apunta el Instituto Coordenadas. En este sentido, el uso de inhibidores de CDK4/6, que ya se ha consolidado en el tratamiento del cáncer de mama metastásico luminal, se está introduciendo en las fases tempranas de enfermedad como terapia en adyuvancia para evitar la reaparición del cáncer tras el tratamiento primario. Recientemente la Comisión Europea ha autorizado el uso de ribociclib junto a la terapia hormonal en pacientes con cáncer de mama localizado HR+/HER2- en estadios II y III con alto riesgo de recaída, un avance fundamental teniendo en cuenta que más de un tercio de estas pacientes experimentará una reaparición de la enfermedad, a menudo en fase avanzada incurable.
Otro de los cánceres más comunes, el cáncer de pulmón no microcítico ha aumentado su incidencia en los últimos años; de hecho, en 2022 superó al cáncer de mama como el más diagnosticado a nivel mundial. Tan solo en España, se prevén más de 34.500 casos este año, según datos de la SEOM, de los que entre el 85% y el 90% corresponden a no microcítico. A pesar de que el acceso a los últimos tratamientos en la sanidad pública sigue siendo lento, desde el pasado 1 de enero, tislelizumab empezaba a formar parte de la cartera de servicios, de forma rápida, tras su aprobación por la EMA, ofreciendo nuevas opciones terapéuticas a los pacientes españoles con este tipo de cáncer, para indicaciones diferentes tanto en primera como en segunda línea. También está para segunda línea de pacientes adultos con carcinoma de células escamosas de esófago, el subtipo más frecuente en España, pero que representa tan solo el 1%-2% de los cánceres en España, con una edad media de diagnóstico entre los 60 y 70 años.
Pero, sin duda, uno de los cánceres con menos opciones terapéuticas y peores tasas de supervivencia es el glioblastoma. Se trata de un tumor altamente agresivo, en el que los pacientes que no reciben tratamiento tienen una supervivencia media de, aproximadamente, seis meses. Para algunos de ellos, la única opción disponible sigue siendo la combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia. Su complejidad ha hecho que no se hayan producido avances significativos en las últimas dos décadas. Sin embargo, un tratamiento que está ganando protagonismo en oncología son los TTFields (Tumor Treating Fields), una terapia basada en campos eléctricos de frecuencia intermedia y baja intensidad, que impiden la proliferación de las células tumorales y activan el sistema inmune para contribuir a su eliminación. Incluida en las recomendaciones de las guías clínicas de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y el Grupo Español de Investigación en Neurooncología (GEINO), actualmente, esta terapia está aprobada y comercializada para mesotelioma -un tipo de cáncer poco frecuente en el que las células cancerosas invaden la pleura- y glioblastoma, donde, en combinación con el tratamiento estándar, ha demostrado beneficios significativos en la supervivencia de los pacientes. También está mostrando resultados positivos en otros tumores, como el cáncer de pulmón no microcítico o el cáncer de páncreas. Precisamente, este último sigue siendo el tumor con menos avances terapéuticos y con una tasa de supervivencia a cinco años inferior al 10%, lo que lo convierte en una de las prioridades más urgentes en la búsqueda de nuevas estrategias terapéuticas y en la aceleración del acceso a la innovación.
La llegada de la innovación terapéutica es posible gracias al impulso de la investigación en los distintos ámbitos de la oncología. España se posiciona como un referente, ya que fue el país que más ensayos clínicos inició y el líder europeo en este aspecto, según los últimos datos del informe "Evaluando el ecosistema de ensayos clínicos en Europa", elaborado por la consultora Iqvia para Efpia y Vaccines Europe. Además de la cantidad de ensayos desarrollados, destaca la calidad de estos y la excelencia de los equipos de investigación españoles. Un ejemplo de ello es la reciente puesta en marcha del primer ensayo clínico para estudiar la eficacia de axicabtagén ciloleucel en pacientes con linfoma B difuso de células grandes (LBDCG) en recaída, 12 meses después de haber completado la primera línea de tratamiento. Se trata de un cáncer agresivo de rápido crecimiento, el tipo más común de linfoma no Hodgkin (LNH), representando aproximadamente el 30%-40% de los casos en adultos.
Por otro lado, la investigación avanza también para proporcionar a los pacientes una mejor calidad de vida ante su diagnóstico de cáncer. Un ejemplo de ello fue la financiación de atezolizumab subcutáneo, una inmunoterapia única que puede administrarse a través de una inyección subcutánea en siete minutos, “la primera inyección subcutánea de inmunoterapia contra el cáncer que llega a España”. Su introducción al sistema sanitario español se realizó en tiempo récord para dar una mayor calidad de vida a los pacientes y se trata de una mejora respecto a la anterior formulación, que se administraba por vía intravenosa y llevaba un tiempo de 30-60 minutos. Actualmente es empleado para el tratamiento de diversos tipos de cáncer como pulmón, hígado, vejiga y mama.
En el plano de los cánceres hematológicos, también conocidos como cánceres de la sangre, el acceso temprano a tratamientos innovadores ha sido clave. Un ejemplo de ello es la rápida aprobación y financiación de zanubrutinib en España, fármaco que ha demostrado mejoras significativas en la eficacia y seguridad en el tratamiento de algunos cánceres, como la leucemia linfocítica crónica, un cáncer de los glóbulos blancos y que es el segundo tipo de leucemia más común en adulto. Su incorporación al sistema sanitario ha permitido ofrecer a estos pacientes una opción terapéutica diferencial y es ejemplo de la importancia de agilizar la disponibilidad de fármacos innovadores en determinadas enfermedades, asegurando que los pacientes puedan beneficiarse de los avances científicos sin largas demoras regulatorias.
“La investigación abre nuevas fronteras impensables hace pocos años. Pero las administraciones sanitarias deben de impulsar estos trabajos y aportar recursos financieros y gestión para afrontar una pandemia, la del cáncer, que exige respuesta a la altura del siglo XXI”, enfatiza Jesús Sánchez Lambás.
SOBRE EL INSTITUTO COORDENADAS DE GOBERNANZA Y ECONOMIA APLICADA
Institución de pensamiento e investigación de la interacción entre gobernanza y economía aplicada para avanzar en constructivo y en decisivo sobre el trinomio: bienestar social, progreso económico y sostenibilidad ambiental; en pleno entorno evolutivo sin precedentes desde finales del Siglo XVIII y principios del XIX con la revolución industrial. Fiel a sus principios fundacionales de independencia, apartidismo y pluralidad, el Instituto lidera proactivamente la fusión entre la esencia y la innovación de la liberalización económica, como mejor modelo de afrontar los retos presentes y futuros de país, de Europa y del mundo.
NOTA DE INTERÉS: La información de este comunicado de prensa es un resumen de interés público proveniente de trabajos de análisis e investigación; de grupos y sesiones de trabajo de expertos y/o producción de artículos científicos del Instituto Coordenadas para la Gobernanza y la Economía Aplicada. Los papeles de trabajo y documentos originales y completos son de uso interno y de titularidad exclusiva del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.