El Árbol: final infeliz de un sueño con una mezcla letal de política y cajas de ahorro - S
Análisis, 29 de febrero de 2016
Tras comprar hace año y medio la cadena de supermercados El Árbol por un euro, el Grupo Día ha decidido liquidar definitivamente la cadena castellano leonesa cerrando 40 supermercados e integrando el resto de establecimientos -un total de 342- en sus redes de tiendas de Día Market y La Plaza de Día. Termina así un viejo sueño, apuntalado por políticos y cajas de ahorros de contar con un “mercadona” regional en Castilla y León.
La desaparición definitiva de El Árbol, que coincide con el entierro de la sardina de los carnavales, es el final de un proyecto que nace en 1941 con la aparición de la primera tienda en Valladolid, tras la fusión de la cadena asturiana de igual nombre, propiedad en origen del Grupo Grelar, que tenía varias redes de tiendas similares en Castilla y León, y además con la cadena asturiana Aldi, propiedad de la familia Osoro.
Tras distintas peripecias, El Árbol terminó en manos de la sociedad británica de capital riesgo CVC Partners, a quien en 2006 la sociedad Madrigal Participaciones de las Cajas de Ahorro de la región, el hasta entonces equipo directivo de El Árbol (liderado por Juan Pascual) y Empresarios Integrados (cuya cabeza visible era el presidente del Grupo Norte, José Rolando Álvarez) compraron el 80% de las acciones de El Árbol, en una operación valorada en 51 millones de euros. Tomas Villanueva, el todopoderoso vicepresidente de la Junta de Castilla y León y mano derecha del entonces y hoy presidente de la misma, Juan Vicente Herrera, fue el impulsor de la operación por aquello de que eran épocas en que todos querían un “mercadona” regional y las cajas estaban para eso y para lo que mandara el que mandaba.
Para ello y para lo que mandara Villanueva, las seis cajas de la región que terminarían integrándose en el conglomerado Bankia, constituyeron en 2004 Madrigal Participaciones, una sociedad de capital riesgo que lideró la compra al grupo británico dos años después.
Poco después llegó la crisis y mientras grupos de distribución como Mercadona, Ahorra Más o Gadisa aguantaron el envite y salieron fortalecidos de ella, El Arbol, por razones en la que se mezclan cuestiones de distinta índole y típicas de proyectos en donde política y cajas convergen , se va apagando, entrando en una vida mortecina y anunciando el final de un sueño que se produce en julio de 2014, cuando se llega a un acuerdo con el grupo Día por el cual éste compra el 100% de las acciones por el precio de un euro, además de adquirir un préstamo participativo, ya existente, mediante el pago de un precio fijo de 26 millones de euros y un precio variable ligado a la evolución de determinadas magnitudes financieras que ascendía a un importe máximo de 25,8 millones. A estas cifras se sumaba una deuda financiera máxima estimada de 99 millones de euros.
Hasta ahora, los vaivenes de El Arbol han costado muchos millones de euros, pero ningún puesto de trabajo, aunque a punto se estuvo de trocearlo y vender tienda a tienda, lo cual hubiera sido un despropósito y una ruina. La Bankia de Goirigolzarri fue la responsable de la decisión de tan buen criterio.
Llegará el día en que se escriba la historia de este tipo de proyectos avalados y apoyados por todopoderosos políticos que no se juegan ni un duro en estas operaciones y ahí se contará cuando El Arbol, las cajas, Villanueva y otros grupos, acariciaron el sueño de comprar la cadena catalana Caprabo. La operación, no pudo ser y no fue. Una llamada del consejero de Industria, Comercio y Turismo del gobierno vasco, Josu Jon Imaz San Miguel, y hoy CEO de Repsol, a su homologo catalán, para que “los castellanos” no tuvieran opción alguna en una posible operación de ese tipo, fue suficiente. Al final, la cadena vasca Eroski, se quedó con la catalana Caprabo por 1.300 millones de euros, cantidad que muchos consideraron desorbitada y que hoy, casi diez años después, la cadena vasca no ha terminado por digerir.